16/09/2019, 18:28
—Oh… —dijo, algo decepcionado, al descubrir que tendría que hacer sus necesidades al aire libre.
«En sus tiempos no tenía tantas comodidades… Hmm, ¿de qué me suena eso?» Datsue pilló la broma justo medio segundo antes de que Hanabi se lo confesase. ¡Pues claro! De cuándo él mismo había imitado a un veterano quejándose del mal vicio que tenían las nuevas generaciones.
—Pff… —bufó, sonriente—. Pues de paso me voy a pegar una duchita… —se olió un sobaco—, que falta me hace, sí.
—Bueno, bueno, bueno —Datsue tiró de la cadena del baño y abrió el grifo—. Hora de ponernos con El Plan Infalible AplastaKages… Jia jia jia —rio malévolamente. O lo intentó, al menos.
Seguro y oculto en el cuarto de baño, el Uchiha extendió frente a sí un pergamino mediano, tras liberarlo de su mano derecha. «Ah, ¿qué puedo sellar en él? ¿Tú qué dices, Shukaku? ¿El combo mortal?» Se llevó una mano al mentón, pensativo. Hanabi poseía semejante chakra…
—Sí, definitivamente el combo mortal.
Serpiente, Carnero, Jabalí, Caballo, Pájaro, Palmada… Palmada. Realizados los sellos, su mano brilló brevemente sobre la superficie del pergamino, sellando la técnica.
—Vamos, siguiente. Que Hanabi pruebe en sus carnes lo que es un buen fuuinjutsu. ¡Jia jia jia!
Perro, Rata, Serpiente, Buey, Dragón, Tigre… Palmada.
De nuevo, la superficie del pergamino brilló bajo su mano. Una mano que le temblaba. ¿O eran sus ojos, que de pronto habían perdido enfoque? Se sentó en el frío suelo y respiró entrecortadamente por unos segundos. Aquel último jutsu le había agotado de verdad.
Se tomó un breve momento antes de volver a sellar el pergamino en su mano. Luego, aprovechó para darse una ducha y quitarse la suciedad de encima. Todavía le quedaba un pergamino, más pequeño, para guardar un jutsu. El problema era que no sabía muy bien cuál elegir.
Decidió que lo mejor sería consultarlo con la almohada. Visualizar la batalla. Mentalizarse. Si se le ocurría algo, siempre podía levantarse a la noche para ejecutar la técnica, o a la mañana antes de acudir al campo de batalla.
Tras vestirse con su pijama —blanco y con un remolino rojo estampado en el pecho—, el Uchiha salió del baño. Lanzó una última mirada hacia las escaleras que se perdían hacia abajo y subió hasta arriba.
—Fiuu… ¡Me siento como nuevo! —exclamó, anunciando su vuelta—. Oiga, Hanabi-sama… Nuestro campo de batalla será allá abajo, ¿verdad? ¿Lucharemos en el subsuelo? —«No se me ocurre mejor sitio, sí señor. Aunque espero que la zona sea… amplia».
«En sus tiempos no tenía tantas comodidades… Hmm, ¿de qué me suena eso?» Datsue pilló la broma justo medio segundo antes de que Hanabi se lo confesase. ¡Pues claro! De cuándo él mismo había imitado a un veterano quejándose del mal vicio que tenían las nuevas generaciones.
—Pff… —bufó, sonriente—. Pues de paso me voy a pegar una duchita… —se olió un sobaco—, que falta me hace, sí.
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—Bueno, bueno, bueno —Datsue tiró de la cadena del baño y abrió el grifo—. Hora de ponernos con El Plan Infalible AplastaKages… Jia jia jia —rio malévolamente. O lo intentó, al menos.
Seguro y oculto en el cuarto de baño, el Uchiha extendió frente a sí un pergamino mediano, tras liberarlo de su mano derecha. «Ah, ¿qué puedo sellar en él? ¿Tú qué dices, Shukaku? ¿El combo mortal?» Se llevó una mano al mentón, pensativo. Hanabi poseía semejante chakra…
—Sí, definitivamente el combo mortal.
Serpiente, Carnero, Jabalí, Caballo, Pájaro, Palmada… Palmada. Realizados los sellos, su mano brilló brevemente sobre la superficie del pergamino, sellando la técnica.
—Vamos, siguiente. Que Hanabi pruebe en sus carnes lo que es un buen fuuinjutsu. ¡Jia jia jia!
Perro, Rata, Serpiente, Buey, Dragón, Tigre… Palmada.
De nuevo, la superficie del pergamino brilló bajo su mano. Una mano que le temblaba. ¿O eran sus ojos, que de pronto habían perdido enfoque? Se sentó en el frío suelo y respiró entrecortadamente por unos segundos. Aquel último jutsu le había agotado de verdad.
Se tomó un breve momento antes de volver a sellar el pergamino en su mano. Luego, aprovechó para darse una ducha y quitarse la suciedad de encima. Todavía le quedaba un pergamino, más pequeño, para guardar un jutsu. El problema era que no sabía muy bien cuál elegir.
Decidió que lo mejor sería consultarlo con la almohada. Visualizar la batalla. Mentalizarse. Si se le ocurría algo, siempre podía levantarse a la noche para ejecutar la técnica, o a la mañana antes de acudir al campo de batalla.
Tras vestirse con su pijama —blanco y con un remolino rojo estampado en el pecho—, el Uchiha salió del baño. Lanzó una última mirada hacia las escaleras que se perdían hacia abajo y subió hasta arriba.
—Fiuu… ¡Me siento como nuevo! —exclamó, anunciando su vuelta—. Oiga, Hanabi-sama… Nuestro campo de batalla será allá abajo, ¿verdad? ¿Lucharemos en el subsuelo? —«No se me ocurre mejor sitio, sí señor. Aunque espero que la zona sea… amplia».
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado