18/09/2019, 19:45
Cuando certificaron que no había nadie esperándole, los ojos de Daruu recorrieron el pasillo inspeccionando cada detalle. Había hecho entrada, definitivamente, en la guarida de las Náyades, o en uno de los subterráneos que daban a ella. «A partir de aquí termina el trabajo del mapa», se dijo, «y empieza el mío». Lo que significaba que pronto tendría que lidiar con posibles obstáculos que aquellas mujeres hubieran colocado para disuadir los posibles intrusos, si es que esperaban que alguien entrase por la retaguardia. «En verdad, no hacerlo sería demasiado imprudente, y más tratándose de alguien que lleva su trabajo con tanto secretismo». Así pues, el muchacho avanzó con pies de plomo, y se detuvo frente a unas escaleras que se le antojaban sospechosamente frágiles. Alzó la vista, y vio que si no las subía, no sabría realmente si había alguien esperándole al otro lado. «Aunque tras la puerta también dudé y luego no pasó nada.»
Volvió a echar un vistazo a los escalones. «Puede que haya una trampa por aquí y ya está. No me arriesgo a subirlos. Y aunque realmente no esperen intruso, lo último que quiero es que aunque no sea una trampa estas viejas escaleras se pongan a hacer un tremendo escándalo». Los últimos meses, Daruu se había estado entrenando a conciencia, y le gustaba decir que se había vuelto bastante sigiloso. Pero nada le salvaría de alertar al enemigo si topaba con un ladrillo suelto o con una plancha de madera carcomida.
Se sonrió a sí mismo en la penumbra cuando se le ocurrió una respuesta algo estúpida. ¿O no lo era? La verdad es que era la manera más fácil de no gastar chakra, y si bien el suelo estaba algo desgastado...
Decidió tomar la vía poco convencional de subir una escalera. Es decir, que escaló por la pared, se quedó agazapado en el techo y gateó por él cuesta arriba hasta poder ver el pasillo que le aguardaba en el piso superior, y si no había nadie y el suelo arriba parecía estable, se desprendería del chakra en las suelas de los zapatos y en las palmas de las manos y voltearía en el aire para caer sigiloso y diestro como un gato acechando a un ratón.
Volvió a echar un vistazo a los escalones. «Puede que haya una trampa por aquí y ya está. No me arriesgo a subirlos. Y aunque realmente no esperen intruso, lo último que quiero es que aunque no sea una trampa estas viejas escaleras se pongan a hacer un tremendo escándalo». Los últimos meses, Daruu se había estado entrenando a conciencia, y le gustaba decir que se había vuelto bastante sigiloso. Pero nada le salvaría de alertar al enemigo si topaba con un ladrillo suelto o con una plancha de madera carcomida.
Se sonrió a sí mismo en la penumbra cuando se le ocurrió una respuesta algo estúpida. ¿O no lo era? La verdad es que era la manera más fácil de no gastar chakra, y si bien el suelo estaba algo desgastado...
Decidió tomar la vía poco convencional de subir una escalera. Es decir, que escaló por la pared, se quedó agazapado en el techo y gateó por él cuesta arriba hasta poder ver el pasillo que le aguardaba en el piso superior, y si no había nadie y el suelo arriba parecía estable, se desprendería del chakra en las suelas de los zapatos y en las palmas de las manos y voltearía en el aire para caer sigiloso y diestro como un gato acechando a un ratón.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)