22/09/2019, 20:50
Tres caminos, un sólo hombre. La única opción que tenía, además de invocar a sus gatos —animales con grandes sentidos de orientación—. para rastrear la habitación oval de la que les había hablado Shanise, era usar la técnica de los clones de sombra. Una habilidad insigne de los ninjas, pero que requería de una gran maestría y así también de un gasto significativo de chakra para llevarla acabo. En situaciones como aquella, el uso deliberado de la energía podía significa la ínfima brecha entre la vida y la muerte misma, y a pesar de ser consciente de ello, Amedama Daruu tomó la decisión y la ejecutó sin miramiento alguno.
El Daruu original siguió en línea recta. Lo que le aguardó por aquellos caminos no fue sino adoquines y adoquines de piedra húmeda que acabaron finalmente en un peldaño que daba acceso a una mazmorra de habitaciones. Habían cuatro cuartos y todos ellos tenían las puertas abiertas. La mazmorra era un punto muerto del refugio, y Daruu intuyó que allí dormían las Náyades. Lo que considerase oportuno recabar de ese preciso lugar, ya dependía totalmente de su propia pericia y de sus habilidades de investigación.
El Daruu de la izquierda continuó por pasillos serpenteados que le permitieron comprender un poco la distribución de la guarida. Poco a poco se iba dando cuenta que se trataba de un refugio bastante rudimentario, adaptado única y exclusivamente en aquellos puntos en los que las Náyades creyeron oportuno habitar, de alguna forma, aquél agujero.
Al cabo de unos minutos, acabó en una escalera de metal, que descendía en caracol, hacia otro nivel inferior con todo el aspecto de un calabozo. Desde arriba podía escuchar numerosos murmullos. Sollozos lamentos. Voces frágiles y agudas.
El Daruu de la derecha supo inmediatamente que era, de los tres, el que más cerca estaba del verdadero objetivo. No sólo porque el ala que investigaba lucía mucho más pulcra y habitable, sino que la iluminación era mucho mayor. También entendió que el acceso habitual a Mal de Ojo era en esa dirección, al encontrarse en el camino un inmenso boquete en uno de los muros, a causa de la bomba que él mismo había hecho explotar tiempo atrás. Vislumbró un charquito de sangre en el suelo, también, así que intuyó que la sorpresa había tenido el efecto deseado. Una victoria más en aquella misión.
Aún le quedaba camino que transitar, no obstante. La habitación donde habitaba la serpiente debía estar cerca, lo olía; pero llegar hasta ella no iba a ser fácil. No si su capacidad de orientación ponía de su parte.
Daruu debe tirar tantos dados como su Percepción/10 a una dif. de 7 para orientarse mejor
Un turbio silencio abrazó a Naia y a Kiroe, que se miraron mutuamente durante largos segundos. Naia dio un paso, luego otro. Rodeando al delfín que adornaba el epicentro de la plaza, sin recortar los siete metros de distancia que les separaba de su más grande enemiga. El ambiente se puso tenso, pesado, y un rayo atronador martilleó sus oídos como una sinfónica que desvelaba la epifanía de una muerte anunciada.
Kiroe, Naia. Finalmente, la epitome de una rivalidad insana. De un pasado turbulento. Una de ellas viviría para contar el final de tan tormentosa historia. La otra, de vuelta al barro, como a todos nos toca algún día de nuestras vidas.
Ayame gana un turno de gracia sin tirar gracias al éxito rotundo de la tirada anterior. Los dados volverán a rodar en la próxima ronda.
El Daruu original siguió en línea recta. Lo que le aguardó por aquellos caminos no fue sino adoquines y adoquines de piedra húmeda que acabaron finalmente en un peldaño que daba acceso a una mazmorra de habitaciones. Habían cuatro cuartos y todos ellos tenían las puertas abiertas. La mazmorra era un punto muerto del refugio, y Daruu intuyó que allí dormían las Náyades. Lo que considerase oportuno recabar de ese preciso lugar, ya dependía totalmente de su propia pericia y de sus habilidades de investigación.
El Daruu de la izquierda continuó por pasillos serpenteados que le permitieron comprender un poco la distribución de la guarida. Poco a poco se iba dando cuenta que se trataba de un refugio bastante rudimentario, adaptado única y exclusivamente en aquellos puntos en los que las Náyades creyeron oportuno habitar, de alguna forma, aquél agujero.
Al cabo de unos minutos, acabó en una escalera de metal, que descendía en caracol, hacia otro nivel inferior con todo el aspecto de un calabozo. Desde arriba podía escuchar numerosos murmullos. Sollozos lamentos. Voces frágiles y agudas.
El Daruu de la derecha supo inmediatamente que era, de los tres, el que más cerca estaba del verdadero objetivo. No sólo porque el ala que investigaba lucía mucho más pulcra y habitable, sino que la iluminación era mucho mayor. También entendió que el acceso habitual a Mal de Ojo era en esa dirección, al encontrarse en el camino un inmenso boquete en uno de los muros, a causa de la bomba que él mismo había hecho explotar tiempo atrás. Vislumbró un charquito de sangre en el suelo, también, así que intuyó que la sorpresa había tenido el efecto deseado. Una victoria más en aquella misión.
Aún le quedaba camino que transitar, no obstante. La habitación donde habitaba la serpiente debía estar cerca, lo olía; pero llegar hasta ella no iba a ser fácil. No si su capacidad de orientación ponía de su parte.
Daruu debe tirar tantos dados como su Percepción/10 a una dif. de 7 para orientarse mejor
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Un turbio silencio abrazó a Naia y a Kiroe, que se miraron mutuamente durante largos segundos. Naia dio un paso, luego otro. Rodeando al delfín que adornaba el epicentro de la plaza, sin recortar los siete metros de distancia que les separaba de su más grande enemiga. El ambiente se puso tenso, pesado, y un rayo atronador martilleó sus oídos como una sinfónica que desvelaba la epifanía de una muerte anunciada.
Kiroe, Naia. Finalmente, la epitome de una rivalidad insana. De un pasado turbulento. Una de ellas viviría para contar el final de tan tormentosa historia. La otra, de vuelta al barro, como a todos nos toca algún día de nuestras vidas.
Ayame gana un turno de gracia sin tirar gracias al éxito rotundo de la tirada anterior. Los dados volverán a rodar en la próxima ronda.