26/09/2019, 14:11
La vehemente figura de Uchiha Akame emergió desde las sombras, con usual aspecto demacrado. Su presencia, no obstante, carecía de los vestigios de aquél drogadicto con el que se encontró en el País del Fuego; habiéndose ahora deshecho de esas sucias vendas que cubrían sus heridas como si se tratasen de su mayor venguenza, para ahora liberarlas y mostrarlas como realmente era al mundo.
—¿Ah, sí? ¡con que al viejo Calabza de pronto le han crecido un par de huevos y ha decidido no esconderse mas! me pregunto gracias a quién hemos tenido la oportunidad de presenciar semejante milagro, eh. ¿A quién? —miró a Money en busca de respuesta. ¿Nada? nada--. ¡A mí, hijo de la gran puta, a Mí —el monstruo musculado de Kaido dio dos pasos, y desenvainó su Uchigatana—. si no fuera por mí, maldito Uchiha rastrero, aún estuvieras poniéndote a mono con esa mierda azul, nadando en tu propia mierda y mendigando por unas monedas mientras te dejabas humillar por una docena de tipos en el jodido ring. Si no fuera por mí, a estas putas alturas estarías pudriendote en una zanja echando espuma por la boca como un maldito perro rabioso. ¿Y así me lo pagas?¿Cargandote a mis putos aliados? ¡y para qué!
»Para ganarte un puesto que ya te había prometido, en su debido momento. Pero la impaciencia, conmigo, se pagan caro, Akame. Y las traiciones también.
Empezó a caminar hacia el, con su arma en ristre, haciéndole sombra con su enorme cuerpo de mole.
—¿Ah, sí? ¡con que al viejo Calabza de pronto le han crecido un par de huevos y ha decidido no esconderse mas! me pregunto gracias a quién hemos tenido la oportunidad de presenciar semejante milagro, eh. ¿A quién? —miró a Money en busca de respuesta. ¿Nada? nada--. ¡A mí, hijo de la gran puta, a Mí —el monstruo musculado de Kaido dio dos pasos, y desenvainó su Uchigatana—. si no fuera por mí, maldito Uchiha rastrero, aún estuvieras poniéndote a mono con esa mierda azul, nadando en tu propia mierda y mendigando por unas monedas mientras te dejabas humillar por una docena de tipos en el jodido ring. Si no fuera por mí, a estas putas alturas estarías pudriendote en una zanja echando espuma por la boca como un maldito perro rabioso. ¿Y así me lo pagas?¿Cargandote a mis putos aliados? ¡y para qué!
»Para ganarte un puesto que ya te había prometido, en su debido momento. Pero la impaciencia, conmigo, se pagan caro, Akame. Y las traiciones también.
Empezó a caminar hacia el, con su arma en ristre, haciéndole sombra con su enorme cuerpo de mole.