26/09/2019, 21:14
El Kage Bunshin encontró un sillón de piedra casi negra. El muchacho se acercó con cautela, y entonces algo hizo click y la sala se iluminó con un destello azul casi cegador. Daruu se puso en guardia, pero al final resultó que no era más que un complejo sistema de luces de las Náyades. Sonrió. Había llegado a su destino. Inmediatamente, el clon se puso a registrar la sala. Libros, pergaminos; no era lo que le interesaba. Entonces su corazón se detuvo en un momento cuando sus ojos fueron a parar a unos pequeños frasquitos en un escaparate. «Ojos. Pero no los que busco.»
Un siseo le puso alerta de nuevo. Detrás del mueble había un agujero. Oscuro. Lleno de serpientes. Daruu estaba meditando qué hacer cuando escuchó unos apresurados pasos a sus espaldas.
«Aquí vienen», pensó. Y se dio la vuelta.
La última habitación resultó ser un lugar inhabitado desde hacía bastante tiempo, tanto por las sábanas como por el resto del mobiliario. «Esto confirma mis peores sospechas. El dueño de esta habitación tiene que estar infiltrado en Amegakure, o quizás sea capaz de entrar en varias aldeas. Con el nuevo sistema de seguridad de Shanise, me imagino que lo tendrá más difícil, aunque claro, si está integrado en al menos una de ellas...» Mientras le daba vueltas al coco hojeaba una serie de túnicas que había encontrado, el único detalle interesante del cuarto. Y entonces encontró la pieza que faltaba. Y vaya que si fue un auténtico shock.
«Putísima mierda.»
Daruu se dio la vuelta y echó a correr a toda velocidad. Ya tenía toda la información que podía recabar de las habitaciones. Información jugosa. Ahora quedaba acabar con aquellas hijas de puta, y para ello rehizo el camino que había hecho su otro clon. Lo vio allá al final de un pasillo. En la puta sala que les había descrito Shanise. Joder. Sí que había dado con él. Al principio se sobresaltó, pues el Kage Bunshin estaba de pie con una antorcha y creyó que era una Náyade.
—Esto... ¿Clon? —¿Cómo se suponía que tenía que llamarse uno a sí mismo? Daruu comenzó a caminar hacia adelante.
Su clon dio un respingo y, en guardia, se dio la vuelta.
—¡Espera! Esto está lleno de serpientes. Pisa con cuidado.
Daruu le hizo caso: ahora más fácil que con su clon, con la iluminación de la sala, trató de avanzar evitando a aquellos asquerosos reptiles. Dio un par de zancadas grandes, saltando, y acabó en el centro con su Kage Bunshin.
—Escucha, ahora mismo hay algo urgente que debes hacer, ¿de acuerdo? Verás...
Un destello rojo reveló de nuevo un visitante en los calabozos de la Torre de la Arashikage. Un agitado Daruu rehizo la marca de sangre de una de las celdas vacías y salió a trompicones. Su meta eran las escaleras, y luego el ascensor, y luego la puerta del despacho de Amekoro Yui, que abriría de par en par. Pero de camino, echaría un vistazo para ver si encontraba a Nioka allí. Aunque era más que probable que Yui hubiera ya acabado con ella.
Tras registrar la habitación tal y como lo había hecho su Kage Bunshin, Daruu cogió la antorcha que él había dejado y se acercó un poco al tenebroso agujero. Con un arrojo de fuerza, lanzó el palo en llamas al interior de la covacha, esperando iluminar un poco el interior, y de paso espantar a aquellos malditos bichos de los que sin duda estaría lleno el lugar.
Quería ver qué había dentro, y si le esperaba más de un peligro. Pero lo que de verdad esperaba ver era su tan ansiado premio.
Un siseo le puso alerta de nuevo. Detrás del mueble había un agujero. Oscuro. Lleno de serpientes. Daruu estaba meditando qué hacer cuando escuchó unos apresurados pasos a sus espaldas.
«Aquí vienen», pensó. Y se dio la vuelta.
La última habitación resultó ser un lugar inhabitado desde hacía bastante tiempo, tanto por las sábanas como por el resto del mobiliario. «Esto confirma mis peores sospechas. El dueño de esta habitación tiene que estar infiltrado en Amegakure, o quizás sea capaz de entrar en varias aldeas. Con el nuevo sistema de seguridad de Shanise, me imagino que lo tendrá más difícil, aunque claro, si está integrado en al menos una de ellas...» Mientras le daba vueltas al coco hojeaba una serie de túnicas que había encontrado, el único detalle interesante del cuarto. Y entonces encontró la pieza que faltaba. Y vaya que si fue un auténtico shock.
«Putísima mierda.»
Daruu se dio la vuelta y echó a correr a toda velocidad. Ya tenía toda la información que podía recabar de las habitaciones. Información jugosa. Ahora quedaba acabar con aquellas hijas de puta, y para ello rehizo el camino que había hecho su otro clon. Lo vio allá al final de un pasillo. En la puta sala que les había descrito Shanise. Joder. Sí que había dado con él. Al principio se sobresaltó, pues el Kage Bunshin estaba de pie con una antorcha y creyó que era una Náyade.
—Esto... ¿Clon? —¿Cómo se suponía que tenía que llamarse uno a sí mismo? Daruu comenzó a caminar hacia adelante.
Su clon dio un respingo y, en guardia, se dio la vuelta.
—¡Espera! Esto está lleno de serpientes. Pisa con cuidado.
Daruu le hizo caso: ahora más fácil que con su clon, con la iluminación de la sala, trató de avanzar evitando a aquellos asquerosos reptiles. Dio un par de zancadas grandes, saltando, y acabó en el centro con su Kage Bunshin.
—Escucha, ahora mismo hay algo urgente que debes hacer, ¿de acuerdo? Verás...
Un destello rojo reveló de nuevo un visitante en los calabozos de la Torre de la Arashikage. Un agitado Daruu rehizo la marca de sangre de una de las celdas vacías y salió a trompicones. Su meta eran las escaleras, y luego el ascensor, y luego la puerta del despacho de Amekoro Yui, que abriría de par en par. Pero de camino, echaría un vistazo para ver si encontraba a Nioka allí. Aunque era más que probable que Yui hubiera ya acabado con ella.
Tras registrar la habitación tal y como lo había hecho su Kage Bunshin, Daruu cogió la antorcha que él había dejado y se acercó un poco al tenebroso agujero. Con un arrojo de fuerza, lanzó el palo en llamas al interior de la covacha, esperando iluminar un poco el interior, y de paso espantar a aquellos malditos bichos de los que sin duda estaría lleno el lugar.
Quería ver qué había dentro, y si le esperaba más de un peligro. Pero lo que de verdad esperaba ver era su tan ansiado premio.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)