Ryūgū-jō

[Uchiha Akame]

El gesto de Akame se fue suavizando conforme el de Kaido lo hacía. La mole de músculos y piel azul se había detenido frente al Uchiha, consciente por primera vez de que lo que él había creído como una misión de asesinato completada con éxito, tal vez no lo era tanto. Akame no dijo nada, sino que dejó que su compañero fuese poco a poco empequeñeciendo, aplastado por el peso de la realidad que ya era innegable incluso para un tipo tan obstinado como él. Uchiha Zaide estaba vivo, él no le había matado; y para más inri, todo Sekiryuu lo sabría —si es que no lo sabían ya— cuando el calvo hiciera acto de presencia. «Ah, sí, se me ha olvidado mencionar esa parte...»

De repente el escualo señaló aquel gigantesco pergamino que había dejado caer. Al principio Akame no lo había visto como tal, pero tras examinarlo un poco, llegó a la inevitable conclusión de que... «Eso no es un jodido pergamino... ¡Es una tela con etiqueta de sellado!» Rápidamente empezó a hilar cabos. «Kaido piensa que el cadáver de Zaide está ahí dentro, pero claramente se equivoca. La única explicación plausible es que el propio Zaide le haya engañado, lo cual significa que el contenido del envase no se corresponde con él muerto. Y si ya tenía planeado venir aquí y matar a Ryu, el pergamino... ¡Mierda!»

Como un rayo, el Uchiha se adelantó, con los ojos fijos en Kaido.

—Ni se te ocurra abrir esa mierda. Zaide te ha tendido una trampa y sus intenciones originales eran colarse aquí y asesinar a Ryu, así que lo más probable es que en esa puta tela haya una sorpresa bastante desagradable para el que la abra.