30/09/2019, 09:46
Y ahí estaba; la mole a la que todos en Sekiryuu parecían temer. Ryu, el "Gran Dragón", como Akame le había apodado incluso antes de conocerle, tan sólo juzgando por el enorme dai tsuchi que guardaba en su habitación. «Parece que no me equivocaba, menudo bigardo», se dijo el Uchiha; aunque trató de que no se reflejara en su rostro. Fumando otra pitada para disimular la impresión, el llamado Suzaku asintió con una leve inclinación de cabeza mientras con la mano zurda se estiraba del cuello del yukata para dejar visible parte de su tatuaje.
—Así es, Dragón. Aquí estoy —respondió, sereno—. Tenemos grandes cosas por hacer.
No le pasó inadvertida la forma en la que Ryu estaba mirando a Kaido; pero decidió no inmiscuirse por el momento.
—Así es, Dragón. Aquí estoy —respondió, sereno—. Tenemos grandes cosas por hacer.
No le pasó inadvertida la forma en la que Ryu estaba mirando a Kaido; pero decidió no inmiscuirse por el momento.