1/10/2019, 17:08
Daruu respiró agitadamente. Un trueno sacudió los cielos como colofón final a su aventura. Histéricamente, quizás, el muchacho comenzó a reír. A desfogar toda aquella adrenalina que se le agolpaba en el pecho. Miraba a Ayame y a Naia de reojo. Ya está. También había acabado. Todo había acabado.
Naiyoru se le acercó y le tendió la espada con respeto. El muchacho la cogió, activó un mecanismo de la vaina y la hoja se retrajo, cumplida su función. Como había cercenado el hilo que la unía al guantelete, no tuvo más remedio que atársela al cinturón. Daruu se acercó un paso al animal y le acarició la cabeza. Naiyoru emitió un ronroneo resignado.
—Muchas gracias, Naiyoru —dijo.
—El joven señor no tiene por qué dármelas —repuso él—. Sólo cumplía mi deber.
—Bobadas, Naiyoru. Me has ayudado más de lo que crees.
—¿Debería volver a contárselo a los demás? Los tres parecían bastante intranquilos. Sobretodo Yuki.
Daruu rio.
—Sobretodo Yuki. Sí, claro, anda. Vuelve. Nosotros tenemos muchas cosas que hacer por acá todavía. —Naiyoru inclinó la cabeza y desapareció dejando de sí una nube de humo blanco. Daruu tomó aire y avanzó con decisión hacia Ayame—. Misión cumplida, ¿eh? —Abrazó a la muchacha por la espalda y la apretó bien fuerte—. Tengo los ojos, Ayame. Todo ha salido bien. Todo ha terminado. Shannako también está muerta. —Observó el cadáver de Naia. La mujer, antaño grácil y seductora, yacía hecha un jirón de sangre, ropa blanca, pelo y carne. Exactamente lo que se merecía—. Ayame... Dentro de la guarida de las Náyades encontré muchas cosas. Algunas muy preocupantes. Entre ellas, que hay un miembro más, y que podría estar oculto en Amegakure. Envié un Kage Bunshin a informar sobre ello.
»También encontré que Naia secuestró y torturó a mi padre durante semanas, hasta lavarle el cerebro y poder manipularlo a voluntad. Todo para vengarse de mi madre. Hanaiko Danbaku nunca fue un traidor, Ayame. ¡Nunca! ¡Obligó a mamá a matarlo! Y seguramente se lo habría revelado llegado el momento para hacerle más daño. Dejé los documentos en el despacho de Yui también, para limpiar el nombre de papá... —Llorando, Daruu se echó al hombro de Ayame. Y es que ahora que todo había acabado, tenía que hacer frente a aquellas verdades tan dolorosas que había descubierto sobre su padre—. Los ojos están en la Bruma Negra —continuó, reponiéndose—. Queda por ver qué hacemos con los cadáveres... me imagino que Yui querría verlos. Y luego, tenemos que buscar al tal Senbazuru, el contacto que Yui nos dio aquí. Todavía hay trabajo que hacer en la guarida.
»Tienen una mazmorra llena de personas, Ayame.
Naiyoru se le acercó y le tendió la espada con respeto. El muchacho la cogió, activó un mecanismo de la vaina y la hoja se retrajo, cumplida su función. Como había cercenado el hilo que la unía al guantelete, no tuvo más remedio que atársela al cinturón. Daruu se acercó un paso al animal y le acarició la cabeza. Naiyoru emitió un ronroneo resignado.
—Muchas gracias, Naiyoru —dijo.
—El joven señor no tiene por qué dármelas —repuso él—. Sólo cumplía mi deber.
—Bobadas, Naiyoru. Me has ayudado más de lo que crees.
—¿Debería volver a contárselo a los demás? Los tres parecían bastante intranquilos. Sobretodo Yuki.
Daruu rio.
—Sobretodo Yuki. Sí, claro, anda. Vuelve. Nosotros tenemos muchas cosas que hacer por acá todavía. —Naiyoru inclinó la cabeza y desapareció dejando de sí una nube de humo blanco. Daruu tomó aire y avanzó con decisión hacia Ayame—. Misión cumplida, ¿eh? —Abrazó a la muchacha por la espalda y la apretó bien fuerte—. Tengo los ojos, Ayame. Todo ha salido bien. Todo ha terminado. Shannako también está muerta. —Observó el cadáver de Naia. La mujer, antaño grácil y seductora, yacía hecha un jirón de sangre, ropa blanca, pelo y carne. Exactamente lo que se merecía—. Ayame... Dentro de la guarida de las Náyades encontré muchas cosas. Algunas muy preocupantes. Entre ellas, que hay un miembro más, y que podría estar oculto en Amegakure. Envié un Kage Bunshin a informar sobre ello.
»También encontré que Naia secuestró y torturó a mi padre durante semanas, hasta lavarle el cerebro y poder manipularlo a voluntad. Todo para vengarse de mi madre. Hanaiko Danbaku nunca fue un traidor, Ayame. ¡Nunca! ¡Obligó a mamá a matarlo! Y seguramente se lo habría revelado llegado el momento para hacerle más daño. Dejé los documentos en el despacho de Yui también, para limpiar el nombre de papá... —Llorando, Daruu se echó al hombro de Ayame. Y es que ahora que todo había acabado, tenía que hacer frente a aquellas verdades tan dolorosas que había descubierto sobre su padre—. Los ojos están en la Bruma Negra —continuó, reponiéndose—. Queda por ver qué hacemos con los cadáveres... me imagino que Yui querría verlos. Y luego, tenemos que buscar al tal Senbazuru, el contacto que Yui nos dio aquí. Todavía hay trabajo que hacer en la guarida.
»Tienen una mazmorra llena de personas, Ayame.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)