1/10/2019, 19:16
Otohime lanzó una mirada de disculpa a Ryū, por mucho que supiese que el perdón y la compasión no fuese con él. Aunque, ¿qué esperaba que hubiese hecho? No había tenido otra salida, obligada a usar el chakra de una de las invocaciones del Uchiha para el Bautizo. Además, Zaide no había sido tan temerario como para dejarla libre una vez colocado el sello. Oh, no. La había atado y enterrado de nuevo bajo la arena, dejándole solo la cabeza libre para contemplar como él se recostaba tranquilamente en la playa y dormía.
Eso sí, había tenido el detalle de, aquella vez, alejarla de la orilla. Para evitarse sorpresas desagradables.
Money llegó corriendo al gran Salón nada más oírles. Se quedó congelado al ver quiénes estaban.
—¡Oh, man! Y, pues, parece que ya está todo aclarado, ¿eh? —soltó nervioso.
Vio que Ryū mantenía la mirada fija en Zaide. Más que colérico, indeciso. Turbado. Sabía las ganas que le tenía al Uchiha; y sabía también que no había cosa en Oonindo que respetase más que las normas de la organización. ¿Qué vencería, su deseo o la voluntad del dragón?
Quizá Ryū, tras esa fachada de tío duro, no tuviese la misma fuerza mental que física. Quizá él también estaba condicionado por el Bautizo, como Kaido y tantos otros. Quizá… Quizá pese a ser considerado el líder tácito del grupo, era el menos libre de todos.
Llegó a una conclusión, y formó un sello. La sonrisa de Zaide se le congeló en la boca, rígido, cuando vio aparecer un Kage Bunshin al lado del Gran Dragón. El clon, sin embargo, le dio la espalda, directo a las habitaciones.
Pasó un minuto, dos, en un silencio sepulcral, hasta que el Kage Bunshin regresó con su Dai Tsuchi. Ryū la tomó por la empuñadura y dejó descansar la gigantesca cabeza del martillo en el suelo, apoyando ambos manos en la base del mango.
El clon, en vez de desaparecer, volvió a sus aposentos.
—Entonces, sucumbes a mis deseos, Zaide —habló Ryū, serio, desapasionado—. Tras perder a todos tus amigos, vuelves con el rabo entre las piernas y cumples el papel que te di. Solo para evitar malentendidos, hay algo que llevas preguntándote hace mucho tiempo.
» Sí, yo maté a tu hermana.
Akame y Kaido notaron que el ambiente se sobrecargaba de pronto. De electricidad estática, como la que se produce justo antes de una gran tormenta. Vieron como Zaide dejaba caer las manos en cada Nage Ono que tenía anudadas a la cintura.
—No con mis propias manos —continuó Ryū—, no iba a manchármelas con esa zorra. Pero di la orden. Lo hice por ti, Zaide. Para hacerte más fuerte.
Los ojos de Zaide se pararon en Money, en Kaido, y finalmente en Akame. No en busca de ayuda, ni de consejo, sino como una especie de consulta. Si él decidía cortarle la cabeza a Ryū en aquel instante, en aquel jodido momento, ¿intervendrían en su contra? ¿Lo pararían? ¿O lo dejarían ser?
Eso sí, había tenido el detalle de, aquella vez, alejarla de la orilla. Para evitarse sorpresas desagradables.
Money llegó corriendo al gran Salón nada más oírles. Se quedó congelado al ver quiénes estaban.
—¡Oh, man! Y, pues, parece que ya está todo aclarado, ¿eh? —soltó nervioso.
Vio que Ryū mantenía la mirada fija en Zaide. Más que colérico, indeciso. Turbado. Sabía las ganas que le tenía al Uchiha; y sabía también que no había cosa en Oonindo que respetase más que las normas de la organización. ¿Qué vencería, su deseo o la voluntad del dragón?
Quizá Ryū, tras esa fachada de tío duro, no tuviese la misma fuerza mental que física. Quizá él también estaba condicionado por el Bautizo, como Kaido y tantos otros. Quizá… Quizá pese a ser considerado el líder tácito del grupo, era el menos libre de todos.
Llegó a una conclusión, y formó un sello. La sonrisa de Zaide se le congeló en la boca, rígido, cuando vio aparecer un Kage Bunshin al lado del Gran Dragón. El clon, sin embargo, le dio la espalda, directo a las habitaciones.
Pasó un minuto, dos, en un silencio sepulcral, hasta que el Kage Bunshin regresó con su Dai Tsuchi. Ryū la tomó por la empuñadura y dejó descansar la gigantesca cabeza del martillo en el suelo, apoyando ambos manos en la base del mango.
El clon, en vez de desaparecer, volvió a sus aposentos.
—Entonces, sucumbes a mis deseos, Zaide —habló Ryū, serio, desapasionado—. Tras perder a todos tus amigos, vuelves con el rabo entre las piernas y cumples el papel que te di. Solo para evitar malentendidos, hay algo que llevas preguntándote hace mucho tiempo.
» Sí, yo maté a tu hermana.
Akame y Kaido notaron que el ambiente se sobrecargaba de pronto. De electricidad estática, como la que se produce justo antes de una gran tormenta. Vieron como Zaide dejaba caer las manos en cada Nage Ono que tenía anudadas a la cintura.
—No con mis propias manos —continuó Ryū—, no iba a manchármelas con esa zorra. Pero di la orden. Lo hice por ti, Zaide. Para hacerte más fuerte.
Los ojos de Zaide se pararon en Money, en Kaido, y finalmente en Akame. No en busca de ayuda, ni de consejo, sino como una especie de consulta. Si él decidía cortarle la cabeza a Ryū en aquel instante, en aquel jodido momento, ¿intervendrían en su contra? ¿Lo pararían? ¿O lo dejarían ser?
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado