3/10/2019, 20:17
—Espera, Eri, espera... —interrumpió Ayame, y ella la miró directamente—. No conozco esa técnica, pero piensa bien lo que dices: a la velocidad que vamos, hacer un Sunshin sólo te crearía más inercia. Lo mejor que te podría pasar es que te dieras de bruces contra el suelo al frenar, ¡lo peor es que no te alejaras lo suficiente y el ferrocarril te arrollara antes de poder realizar tu técnica! Señor —se giró al maquinista—. ¿A qué velocidad estamos yendo?
Eri tragó saliva al escuchar que iban, como mínimo, al doble de lo que podía ir ese armatoste.
—¡Por favor, ayudadme!
Eri cerró las manos en dos puños y se mordió el labio inferior, maldiciendo todo lo que sabía. Su cabeza trabajaba a toda velocidad pero no era capaz de llegar a ningún plan en concreto que saliera bien, ¡y encima con todas esas vidas en juego!
—¿Y... Y si le pegase una descarga al tren? —comentó, casi al borde de los nervios—. Puede que alterase algo o fastidiase el motor... Cualquier cosa... —alegó, volviendo a mirar la ventana mientras sus esperanzas se iban por segundos.
Eri tragó saliva al escuchar que iban, como mínimo, al doble de lo que podía ir ese armatoste.
—¡Por favor, ayudadme!
Eri cerró las manos en dos puños y se mordió el labio inferior, maldiciendo todo lo que sabía. Su cabeza trabajaba a toda velocidad pero no era capaz de llegar a ningún plan en concreto que saliera bien, ¡y encima con todas esas vidas en juego!
—¿Y... Y si le pegase una descarga al tren? —comentó, casi al borde de los nervios—. Puede que alterase algo o fastidiase el motor... Cualquier cosa... —alegó, volviendo a mirar la ventana mientras sus esperanzas se iban por segundos.