5/10/2019, 13:49
Daruu sintió una sensación familiar, fría y agradable. Sonrió y se dio la vuelta. Allá estaba él. Aotsuki Kori, su sensei. Lo echaba de menos. Entonces se dio cuenta de que probablemente Kori no supiese nada de lo que había pasado. ¿Y ahora? Ahora cómo narices...
—¡Ah, pero qué bonito! ¡Toda la familia reunida! ¿así que os habéis enterado ya? —La voz de Yui, que acababa de presentarse en la habitación del hospital junto a todo un séquito, consiguió paralizarle de pies a cabeza. Kiroe se dio la vuelta como un resorte y caminó hacia ella con decisión. Con demasiada decisión, dictó Daruu internamente. Pero sin preocupaciones, la mujer, con lágrimas en los ojos, le cogió la mano y la miró a la cara.
—Por fin, Yui-sama, por fin —dijo—. La familia Amedama cumplió su misión. —Se soltó, sonrió y volvió a acercarse a la camilla.
La Arashikage-sama instó a Zetsuo a que preparase el quirófano, y le guiñó un ojo a Daruu. Un gesto que le pilló totalmente desprevenido. Si Yui le hubiera reprendido por la muerte de Nioka, la sensación habría sido más agradable. El contraste de aquél gesto con su carácter habitual fue lo que le hizo sonreír nerviosamente y revolverse intranquilo.
Zetsuo se encaró a Daruu y le dijo lo que ya había predicho que iba a decirle. Estuvo tentado de mirar a su madre buscando ojos cómplices, pero no quería arriesgarse a que el hombre se enfadara aún más.
—Esta va a ser tu tercera operación de ojos en un año, y ya te lo dije en su momento: no somos muñecos de quita-y-pon —le dijo, con crudeza—. Espero que seas consciente de los riesgos que supone algo así. No sólo podrías no volver a utilizar el Byakugan, sino que podrías quedarte ciego para siempre.
—He corrido muchos riesgos hoy —dijo, tendiéndole el frasco y dejándoselo en la mano—. Y además, estoy en manos del mejor ninja médico de Amegakure, ¿eh, Zetsuo-san? —dijo.
Sucedió algo extraño. Zetsuo dijo que Ayame necesitaba reposo y le pidió a Yui que no la alterase. Y tomó a Kiroe por la mano y la sacó de la habitación. La mujer, molesta, trató de zafarse. Daruu llegó a escuchar un murmullo similar a Ayame-chaaaan. Rio.
¿Pero por qué les habían dejado a solas con Yui, Shanise y los médicos? ¿Qué esperaban? Daruu tomó una silla y se sentó al lado de la camilla de Ayame, cogiéndola de la mano con ternura.
—¡Ah, pero qué bonito! ¡Toda la familia reunida! ¿así que os habéis enterado ya? —La voz de Yui, que acababa de presentarse en la habitación del hospital junto a todo un séquito, consiguió paralizarle de pies a cabeza. Kiroe se dio la vuelta como un resorte y caminó hacia ella con decisión. Con demasiada decisión, dictó Daruu internamente. Pero sin preocupaciones, la mujer, con lágrimas en los ojos, le cogió la mano y la miró a la cara.
—Por fin, Yui-sama, por fin —dijo—. La familia Amedama cumplió su misión. —Se soltó, sonrió y volvió a acercarse a la camilla.
La Arashikage-sama instó a Zetsuo a que preparase el quirófano, y le guiñó un ojo a Daruu. Un gesto que le pilló totalmente desprevenido. Si Yui le hubiera reprendido por la muerte de Nioka, la sensación habría sido más agradable. El contraste de aquél gesto con su carácter habitual fue lo que le hizo sonreír nerviosamente y revolverse intranquilo.
Zetsuo se encaró a Daruu y le dijo lo que ya había predicho que iba a decirle. Estuvo tentado de mirar a su madre buscando ojos cómplices, pero no quería arriesgarse a que el hombre se enfadara aún más.
—Esta va a ser tu tercera operación de ojos en un año, y ya te lo dije en su momento: no somos muñecos de quita-y-pon —le dijo, con crudeza—. Espero que seas consciente de los riesgos que supone algo así. No sólo podrías no volver a utilizar el Byakugan, sino que podrías quedarte ciego para siempre.
—He corrido muchos riesgos hoy —dijo, tendiéndole el frasco y dejándoselo en la mano—. Y además, estoy en manos del mejor ninja médico de Amegakure, ¿eh, Zetsuo-san? —dijo.
Sucedió algo extraño. Zetsuo dijo que Ayame necesitaba reposo y le pidió a Yui que no la alterase. Y tomó a Kiroe por la mano y la sacó de la habitación. La mujer, molesta, trató de zafarse. Daruu llegó a escuchar un murmullo similar a Ayame-chaaaan. Rio.
¿Pero por qué les habían dejado a solas con Yui, Shanise y los médicos? ¿Qué esperaban? Daruu tomó una silla y se sentó al lado de la camilla de Ayame, cogiéndola de la mano con ternura.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)