5/10/2019, 16:37
Amekoro Yui se mantuvo impertérrita durante el transcurso de la historia, que bien Daruu y Ayame le contaron con mayor detalle posible, tal y como se lo había pedido. No gesticuló, tampoco interrumpió, ni se movió de su lugar. Inamovible como una roca, escuchó atentamente mientras meditaba y dilucidaba en su interior los verdaderos matices de la fortuita caza de las Náyades.
Era su trabajo, después de todo, analizar el cumplimiento de la misión desde un puto de vista metódico y profesional. No siempre una misión cumplida ameritaba una congratulación, y no siempre una misión fallida exigía recalcar el fracaso. Yui era consciente de que en esas circunstancias podían ocurrir muchas cosas, y en el camino —tumultuoso, como era de esperarse—. los errores eran más usuales de lo cualquier ninja con dos dedos de frente podría esperar. Por eso, en una misión donde la línea que nos separa entre la vida y la muerte es tan fina, hay que ser muy cuidadoso a la hora de entrar en tela de juicio; y Yui solía ser bastante consciente en ese aspecto.
Pero en el caso de las Náyades, realmente no importaba qué tan sucio haya sido el procedimiento. O cuántos errores hubieran podido cometer Daruu y Ayame en ciertos puntos de la misión. El resultado, innegable para ambos, estaba ahí. Lo habían logrado, y con creces. Y Yui estaba orgullosa, como lo habría estado de cualquier otro ninja, claro, que le hubiera puesto en su jodida celda al cadáver de esas arpías.
Yui miró a Ayame.
—Fui muy enfática cuando fuisteis a mi despacho a pedirme que os dejara encargaros de esta caza. Os dije que si me fallabais, no encontraríais en mí más que una absoluta decepción. Pero así como castigo con mano de hierros los fracasos, también premio los aciertos a la misma medida.
»Ayame, por tu participación en la caza de las Náyades, tu disposición a seguir las órdenes de tu líder de equipo, y mostrarte dispuesta a romper las barreras de tus propios principios y limitaciones en distintos puntos de la travesía. Por acabar con esa hija de puta tú misma, y prevalecer ahí donde tantos hombres y mujeres han caído. Por haber salido finalmente de ese cascarón que te limita y no te deja ver el potencial que tienes como mujer, como Jinchuriki... y como Chūnin de Amegakure no satou —Yui le postró una placa con el símbolo del rango ahora ostentado por Ayame—. pero aún tienes mucho que aprender. Aprovecha la semilla de confianza que has sembrado con esta misión y hazla germinar. Aprende de liderazgo. Lustra tu voluntad. No dejes que nadie ni nadie te diga que no puedes hacer algo. Espero que con este nuevo desafío te sirva para ello.
»Daruu. Por tu gran capacidad de liderazgo, manteniendo los cimientos de tu equipo en los momentos de mayor desasosiego e incertidumbre. Por levantaros después de cada error cometido y encontrar solución, a fin de lograr tu imperioso objetivo. Por mantener la cabeza fría, y el corazón gélido ante el fantasma de tu pasado que te arrebató los ojos y sentar las bases para que tanto tú, como Ayame, acabaran con todas ellas. Por ser renuente cuando tenías que serlo. Metódico cuando el plan así lo pedía. Sólo aquellos que como tú han sido capaces de limpiar este mundo de basuras como las Náyades, son merecedores de convertirse en jounin. En mí Jōnin. Acepta el reto, y no me defraudes. Necesito gente leal y capacitada en las altas esferas de mando. Se vienen tiempos caóticos, y tienes que lustrarte. Esta es tu oportunidad para hacerlo.
También le tendió a él, la respectiva placa.
Era su trabajo, después de todo, analizar el cumplimiento de la misión desde un puto de vista metódico y profesional. No siempre una misión cumplida ameritaba una congratulación, y no siempre una misión fallida exigía recalcar el fracaso. Yui era consciente de que en esas circunstancias podían ocurrir muchas cosas, y en el camino —tumultuoso, como era de esperarse—. los errores eran más usuales de lo cualquier ninja con dos dedos de frente podría esperar. Por eso, en una misión donde la línea que nos separa entre la vida y la muerte es tan fina, hay que ser muy cuidadoso a la hora de entrar en tela de juicio; y Yui solía ser bastante consciente en ese aspecto.
Pero en el caso de las Náyades, realmente no importaba qué tan sucio haya sido el procedimiento. O cuántos errores hubieran podido cometer Daruu y Ayame en ciertos puntos de la misión. El resultado, innegable para ambos, estaba ahí. Lo habían logrado, y con creces. Y Yui estaba orgullosa, como lo habría estado de cualquier otro ninja, claro, que le hubiera puesto en su jodida celda al cadáver de esas arpías.
Yui miró a Ayame.
—Fui muy enfática cuando fuisteis a mi despacho a pedirme que os dejara encargaros de esta caza. Os dije que si me fallabais, no encontraríais en mí más que una absoluta decepción. Pero así como castigo con mano de hierros los fracasos, también premio los aciertos a la misma medida.
»Ayame, por tu participación en la caza de las Náyades, tu disposición a seguir las órdenes de tu líder de equipo, y mostrarte dispuesta a romper las barreras de tus propios principios y limitaciones en distintos puntos de la travesía. Por acabar con esa hija de puta tú misma, y prevalecer ahí donde tantos hombres y mujeres han caído. Por haber salido finalmente de ese cascarón que te limita y no te deja ver el potencial que tienes como mujer, como Jinchuriki... y como Chūnin de Amegakure no satou —Yui le postró una placa con el símbolo del rango ahora ostentado por Ayame—. pero aún tienes mucho que aprender. Aprovecha la semilla de confianza que has sembrado con esta misión y hazla germinar. Aprende de liderazgo. Lustra tu voluntad. No dejes que nadie ni nadie te diga que no puedes hacer algo. Espero que con este nuevo desafío te sirva para ello.
»Daruu. Por tu gran capacidad de liderazgo, manteniendo los cimientos de tu equipo en los momentos de mayor desasosiego e incertidumbre. Por levantaros después de cada error cometido y encontrar solución, a fin de lograr tu imperioso objetivo. Por mantener la cabeza fría, y el corazón gélido ante el fantasma de tu pasado que te arrebató los ojos y sentar las bases para que tanto tú, como Ayame, acabaran con todas ellas. Por ser renuente cuando tenías que serlo. Metódico cuando el plan así lo pedía. Sólo aquellos que como tú han sido capaces de limpiar este mundo de basuras como las Náyades, son merecedores de convertirse en jounin. En mí Jōnin. Acepta el reto, y no me defraudes. Necesito gente leal y capacitada en las altas esferas de mando. Se vienen tiempos caóticos, y tienes que lustrarte. Esta es tu oportunidad para hacerlo.
También le tendió a él, la respectiva placa.