(A) Las Náyades

[Amedama Daruu]

Daruu se llevó las manos a la cabeza.

—¡Coño, es verdad! ¿No oíste como "adiós"? Por sus huevos santos, espero que no le hayan matado y haya sido todo un mal susto —dijo—. A lo mejor simplemente estaba haciendo algo muy arriesgado en una misión, como nosotros. —«O eso quiero creer... Quién me diría a mí. Deseando que esté vivo Uchiha Datsue»—. Pero aquí no me arriesgo a contactarle. E Imagínate que no me contesta y luego nos habla cuando me estén operando.

De pronto, Daruu comenzó a acariciarse las manos nerviosamente, y a balancearse hacia adelante y hacia atrás.

—Uff, y ahora me he dado cuenta de verdad de que van a operarme y me he puesto enfermo. —Porque, como bien le había repetido Zetsuo ya tantas veces, los ojos no son de quita y pon. Excepto en aquella saga de libros que tanto le gustaba, la del shinobi de la antigua Sunagakure, donde el villano, de forma totalmente irreal, arrancaba el Sharingan de uno de los compañeros del protagonista y se lo ponía él tan tranquilamente. ¡Pero es que ni aséptico era eso! Y eso ignorando todas las demás implicaciones de ponerse un ojo como su uno fuera un muñeco.