9/10/2019, 22:06
(Última modificación: 9/10/2019, 22:40 por Uchiha Datsue. Editado 1 vez en total.)
¿Han visto alguna vez un duelo de leones? Es un combate rápido, donde apenas se intercambian unos pocos golpes. Unos zarpazos, un par de mordiscos, y se termina. La razón es muy sencilla: son bestias tan poderosas, que alargar la pelea significaría la muerte para uno de los dos. Porque sus zarpas son demasiado afiladas. Porque sus colmillos se clavan demasiado profundo.
Algo así sucedía con el combate de Hanabi y Datsue. Habían alcanzado tal nivel, que, como un duelo de verdad entre samuráis —y no los que vendían en las películas palomiteras—, apenas podía durar un suspiro.
Datsue lo supo nada más ver el torbellino de agua que se abalanzaba sobre él. Supo también en aquel preciso instante que se había estado preparando para aquel momento. Desde el mismo día en que Hanabi, allá por Bienvenida, le había recogido el guante. Ciento veinte días con sus ciento veintiuna noches, soñando con aquello. Entrenando sin descanso. Preparándose.
Bajó la cremallera de su chaleco y, como si fuese una declaración de intenciones, los músculos que tanto había cultivado en aquellos meses salieron a relucir. Abrió los brazos, decidido. Sin un atisbo de duda en su corazón. Iba a parar aquel jodido torbellino con el pecho, estrangularlo con las manos y luego lanzárselo de vuelta a Hanabi.
Sí, eso iba a hacer. ¡Eso iba a hacer! No para derrotar a Hanabi, sino para dar un golpe encima de la mesa. Para mandar un mensaje tan alto y tan claro que, a pesar de los millares de kilómetros que les separaba, llegara a destino. A Uchiha Akame. A Umikiba Kaido. A los Generales. A Kurama. ¿Querían seguir jodiéndoles? ¿A Oonindo? ¿A Uzu? Entonces más les valía prepararse, y observar, porque esto…
Esto era a lo que se tendrían que enfrentar. A la Nueva Generación. A tipos que se desayunaban Náyades por la mañana y tornados por la tarde.
—¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHH!!!
Rugió. Rugió con todas sus fuerzas para que su voz cruzase el océano. Para que llegase al Agua; y a donde fuese que se escondiese la sabandija de Kurama. Y entonces, lo paró. Vaya que si lo paró. Con sus propios brazos. Con sus manos desnudas. ¿No lo creen? ¿Por qué sino fueron cabellos rubios los que se empaparon? ¿Por qué fueron orbes anaranjados los que tuvieron que enfrentarse a su propia creación? ¿Por qué fue Hanabi el que tuvo que probar de su propia medicina, mientras Datsue se posaba en las aguas cristalinas, allí donde momentos antes había permanecido su Uzukage?
¿No creen a Datsue? Oh, pero es que el Uchiha no es un mentiroso. Simplemente… le gusta tergiversar ligeramente la realidad.
Vale, lo que había sucedido no había sido exactamente eso. Datsue no había parado el torbellino con sus manos, claro. Lo que había hecho era devolverle la jugada. ¿Qué él usaba un Kawarimi para intercambiarse por pólvora? Pues Datsue le copiaba y utilizaba la idea para intercambiarse por...
...el propio Hanabi.
—¡¡¡YEEEEEEEEEEEHHHHHHHAAAAAAAAAAAA!!! —no pudo evitar exclamar, de puro júbilo. La adrenalina inyectaba todo su ser y se sentía eléctrico, pletórico—. Todavía no tengo un nombre para esto. ¿Qué le parece “Devoluciones Express"? —Por eso de devolverle el regalo al adversario. Aunque creía que le faltaba algo de gancho al mote. A todo esto...
Hanabi estaría bien, ¿verdad? «¡Pues claro que estará bien! Aún si le alcanzó de lleno… ¡es Uzukage! ¡Puede con eso y mucho más!»
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado