13/10/2019, 02:09
(Última modificación: 13/10/2019, 17:56 por Uchiha Datsue. Editado 4 veces en total.)
Oh, claro que Hanabi estaba vivo. ¡Más que nunca, al parecer!
Datsue sonrió. Feliz por satisfacer a su Uzukage. Feliz porque estuviese a salvo —si él hubiese llegado a recibir aquel ataque, a buen seguro no se mantendría en pie—. Y, porque no, feliz de que todavía pudiese saborear aquel combate.
Pero la sonrisa se le borró del rostro en cuanto recordó una valiosa lección: cuando tu enemigo se encuentre conmocionado o agotado, no le des ni un segundo de respiro. Había visto usar aquella táctica cientos de veces a alguien que en su tiempo consideraba un profesional, y siempre con resultados positivos.
Arrancó a correr en dirección a Hanabi, atravesando el enorme surco causado por el anterior jutsu, recortando la distancia que les separaba. Veinte metros. Quince. Doce. Con eso bastaría.
—¡Está bien, Hanabi-sama! ¡Voy a darle lo que tanto deseaba!
Se llevó una mano a la espalda y sacó un pergamino. Uno en el que había sellado un par de técnicas la noche anterior, y que ahora podría utilizar sin gasto alguno. Ventajas de ser especialista en fuuinjutsu, señores.
—¡Un duelo de poder! ¡Este es mi mejor golpe! —anunció—. ¡¡¡PREPÁRESE!!!
Una esfera flamígera salió disparada del pergamino al abrirse, empachándose por el viento y engordando todavía más sus dimensiones. Tres metros de diámetro que por un momento ocultaron al pupilo del maestro. Al sucesor del Uzukage. Eclipsados ambos por una bala que se dirigió, a una velocidad alarmante, hacia su objetivo. Descendiendo un poquito con cada metro recorrido. Si Hanabi se apartaba, colisionaría contra el suelo poco después.
¿Aceptaría Hanabi el reto que tanto buscaba? ¿O huiría de él, ahora que lo tenía en frente? Cabe decir que Datsue no tardó en volver a aparecer en su rango de vista, corriendo hacia la derecha, en un semicírculo dónde él —Hanabi—, era el centro. Y es que, como Daruu había enseñado a Datsue en un par de ocasiones —en el torneo y en puente Tenchi—: cada segundo que pierdes de vista a tu oponente, es un segundo en el que te está jodiendo.
Mejor tenerlo bien vigiladito con el Sharingan.
Datsue sonrió. Feliz por satisfacer a su Uzukage. Feliz porque estuviese a salvo —si él hubiese llegado a recibir aquel ataque, a buen seguro no se mantendría en pie—. Y, porque no, feliz de que todavía pudiese saborear aquel combate.
Pero la sonrisa se le borró del rostro en cuanto recordó una valiosa lección: cuando tu enemigo se encuentre conmocionado o agotado, no le des ni un segundo de respiro. Había visto usar aquella táctica cientos de veces a alguien que en su tiempo consideraba un profesional, y siempre con resultados positivos.
Arrancó a correr en dirección a Hanabi, atravesando el enorme surco causado por el anterior jutsu, recortando la distancia que les separaba. Veinte metros. Quince. Doce. Con eso bastaría.
—¡Está bien, Hanabi-sama! ¡Voy a darle lo que tanto deseaba!
Se llevó una mano a la espalda y sacó un pergamino. Uno en el que había sellado un par de técnicas la noche anterior, y que ahora podría utilizar sin gasto alguno. Ventajas de ser especialista en fuuinjutsu, señores.
—¡Un duelo de poder! ¡Este es mi mejor golpe! —anunció—. ¡¡¡PREPÁRESE!!!
¡¡¡FSSSSSIUUUUUUUUUPPP!!!
Una esfera flamígera salió disparada del pergamino al abrirse, empachándose por el viento y engordando todavía más sus dimensiones. Tres metros de diámetro que por un momento ocultaron al pupilo del maestro. Al sucesor del Uzukage. Eclipsados ambos por una bala que se dirigió, a una velocidad alarmante, hacia su objetivo. Descendiendo un poquito con cada metro recorrido. Si Hanabi se apartaba, colisionaría contra el suelo poco después.
¿Aceptaría Hanabi el reto que tanto buscaba? ¿O huiría de él, ahora que lo tenía en frente? Cabe decir que Datsue no tardó en volver a aparecer en su rango de vista, corriendo hacia la derecha, en un semicírculo dónde él —Hanabi—, era el centro. Y es que, como Daruu había enseñado a Datsue en un par de ocasiones —en el torneo y en puente Tenchi—: cada segundo que pierdes de vista a tu oponente, es un segundo en el que te está jodiendo.
Mejor tenerlo bien vigiladito con el Sharingan.
2 AOs realizadas
–¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado