15/10/2019, 00:43
Oh, ¿Hanabi había visto algo allí donde Datsue había estado momentos antes de abrir el pergamino? Fue solo un instante, apenas un suspiro, justo cuando saltó hacia su derecha y emitió la llamarada de fuego para tragarse al Katon de su llamado sucesor. Con el rabillo del ojo. ¿Habían sido imaginaciones suyas, o la arena se había movido, como engullendo algo?
«Qué cojones… ¿¡La va a parar con el pecho!?» Pensó el Uchiha, cuando le vio. Datsue, por supuesto, había ido de farol. Cuando se abrió de brazos ante el torbellino de viento y agua de Hanabi, jamás en la vida se hubiese planteado pararla. Pero, ¿Hanabi? Por un momento pensó que era capaz.
Tal era su devoción en él.
«¡Hijo de…!» Y no, no lo hizo. Pero sí algo muy parecido. Por si no hubiese sido suficiente con expeler un tornado y resistir su propia furia, aquel cabronazo —sí, cabronazo— se sacaba otro Katon de la manga para engullir al suyo como si se tratase de una canica. ¡A su mejor jutsu, combinado con su mejor Fuuton! Tenía que ayudarse de un Kage Bunshin si quería crearlo en plena refriega, ¡e iba Hanabi y con un jodido sello se lo fundía!
«Oh, no…¡No…! ¡No! ¡Y una mierda! ¡Y una mierda me ganas tan fácil en un duelo de poder! ¡Soy el jodido Uchiha Datsue! ¡Soy el PUTO HIJO DEL DESIERTO!»
Su diestra voló rápida hacia su portaobjetos…
… y una estrella metálica salió disparada hacia arriba, trazando un enorme arco por encima del chorro de llamas y bajando para impactar contra la arena, varios metros a la espalda de Hanabi. ¿Había fallado? O...
—¡¡¡AAAAAAAALLLTOOOOO!!!
Y el chorro de llamas paró, a un palmo de él, como si el mismísimo Kagutsuchi se lo hubiese demandado. Chasqueó los dedos, hizo un ademán con la mano para que la Llama Majestuosa desapareciese inmediatamente de su vista, como un Señor Feudal hastiado haría con un súbdito, y la llama obedeció. No solo obediente, sino avergonzada, humillada, tanto que quiso desquitarse con su creador por haber osado mandarla en contra de su Padre.
Oh, sí. La técnica creada por Hanabi se revelaba contra él por segunda vez.
Pero, ¿qué había pasado realmente? Pues que el Sharingan de Datsue era capaz de ver el chakra en las técnicas, como un manto de luz lo suficientemente claro como para hacerse una idea de cuán poderoso era. Que Datsue había colocado un sello con forma de kanji de fuego en el shuriken lanzado hacia el Uzukage. Y que, justo después, había realizado dos sellos, los dos sellos que activaban dicho kanji.
Y así, por primera vez en un combate real, Datsue hizo uso de la que consideraba su técnica estrella: el Jishaku Gogyō Fūin.
«Qué cojones… ¿¡La va a parar con el pecho!?» Pensó el Uchiha, cuando le vio. Datsue, por supuesto, había ido de farol. Cuando se abrió de brazos ante el torbellino de viento y agua de Hanabi, jamás en la vida se hubiese planteado pararla. Pero, ¿Hanabi? Por un momento pensó que era capaz.
Tal era su devoción en él.
«¡Hijo de…!» Y no, no lo hizo. Pero sí algo muy parecido. Por si no hubiese sido suficiente con expeler un tornado y resistir su propia furia, aquel cabronazo —sí, cabronazo— se sacaba otro Katon de la manga para engullir al suyo como si se tratase de una canica. ¡A su mejor jutsu, combinado con su mejor Fuuton! Tenía que ayudarse de un Kage Bunshin si quería crearlo en plena refriega, ¡e iba Hanabi y con un jodido sello se lo fundía!
«Oh, no…¡No…! ¡No! ¡Y una mierda! ¡Y una mierda me ganas tan fácil en un duelo de poder! ¡Soy el jodido Uchiha Datsue! ¡Soy el PUTO HIJO DEL DESIERTO!»
Su diestra voló rápida hacia su portaobjetos…
… y una estrella metálica salió disparada hacia arriba, trazando un enorme arco por encima del chorro de llamas y bajando para impactar contra la arena, varios metros a la espalda de Hanabi. ¿Había fallado? O...
—¡¡¡AAAAAAAALLLTOOOOO!!!
Y el chorro de llamas paró, a un palmo de él, como si el mismísimo Kagutsuchi se lo hubiese demandado. Chasqueó los dedos, hizo un ademán con la mano para que la Llama Majestuosa desapareciese inmediatamente de su vista, como un Señor Feudal hastiado haría con un súbdito, y la llama obedeció. No solo obediente, sino avergonzada, humillada, tanto que quiso desquitarse con su creador por haber osado mandarla en contra de su Padre.
Oh, sí. La técnica creada por Hanabi se revelaba contra él por segunda vez.
Pero, ¿qué había pasado realmente? Pues que el Sharingan de Datsue era capaz de ver el chakra en las técnicas, como un manto de luz lo suficientemente claro como para hacerse una idea de cuán poderoso era. Que Datsue había colocado un sello con forma de kanji de fuego en el shuriken lanzado hacia el Uzukage. Y que, justo después, había realizado dos sellos, los dos sellos que activaban dicho kanji.
Y así, por primera vez en un combate real, Datsue hizo uso de la que consideraba su técnica estrella: el Jishaku Gogyō Fūin.
2 AOs mantenidas
–¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado