20/10/2019, 10:30
Armada con un paragüas por las calles, no podia evitar recordar el panorama antes de dejar la casa
— Deberias ir a la pasteleria de Kiroe, todo lo que prepara se prepara alli es envidiable. Asi que por mi no te preocupes pequeña, agradecere cualquier cosa — dijo la aspera voz de Oda, antes de llevarse nuevamente la taza de té a los labios.
— ¡Oh si! ¡Esa pasteleria es genial! Traeme cualquier dulce, sabes que no puedo resistirme a algo que tenga azucar — se llevó la mano sobre la que no estaba apoyada al interior de su yukata. Lanzó entonces una pequeña bolsa de cuero a Ren que cogío torpemente antes de que cayera. Era como un pequeño saco de cuerpo, anudado con una cinta.
— El tio Oda tranquilamente bebiendo su té sentado, y el idiota de Nanashi recostado sacandose los mocos dentro del kotatsu... Agggh ¿¡Se puede saber porque tengo que ir yo!? Que no es que me disguste la lluvia, pero dentro se esta mas agustito... Pues que sea cuatro para mi — murmuraba para ella misma.
Tras un rato caminando por las encharcadas calles, un dulzón olor la paró en seco. Alzó la mirada para redirigir su atención a un cartel: "Pasteleria de Kiroe".
— Sin duda debe de ser aquí... Que bien huele... Espero que tengan de fresa o frutas del bosque...
— Con permiso ----la puerta se abrió con delicadeza y mantuvo la mirada hacia esta hasta cerrarla, para posteriormente girarse. — Buenas, queria....
Corto la farse de forma dubitativa; se trataba de una chica con el los cabellos largos y oscuros con ligeros rizos y una media luna azulada en su frente, si era menguante o creciente era dificil de determinar para alguien como ella sin conocimientos algunos. A su lado, permanecía un chico de cabellos oscuros algo alborotados pero con un leve tono azulado.
Ren no pudo evitar llevarse una mano a su mentón y desviar por un momento la mirada. ¿De que le sonaban? Sabía que no los conocía pero sus rostros no eran del todo anónimos para ella.
— Deberias ir a la pasteleria de Kiroe, todo lo que prepara se prepara alli es envidiable. Asi que por mi no te preocupes pequeña, agradecere cualquier cosa — dijo la aspera voz de Oda, antes de llevarse nuevamente la taza de té a los labios.
— ¡Oh si! ¡Esa pasteleria es genial! Traeme cualquier dulce, sabes que no puedo resistirme a algo que tenga azucar — se llevó la mano sobre la que no estaba apoyada al interior de su yukata. Lanzó entonces una pequeña bolsa de cuero a Ren que cogío torpemente antes de que cayera. Era como un pequeño saco de cuerpo, anudado con una cinta.
— El tio Oda tranquilamente bebiendo su té sentado, y el idiota de Nanashi recostado sacandose los mocos dentro del kotatsu... Agggh ¿¡Se puede saber porque tengo que ir yo!? Que no es que me disguste la lluvia, pero dentro se esta mas agustito... Pues que sea cuatro para mi — murmuraba para ella misma.
Tras un rato caminando por las encharcadas calles, un dulzón olor la paró en seco. Alzó la mirada para redirigir su atención a un cartel: "Pasteleria de Kiroe".
— Sin duda debe de ser aquí... Que bien huele... Espero que tengan de fresa o frutas del bosque...
— Con permiso ----la puerta se abrió con delicadeza y mantuvo la mirada hacia esta hasta cerrarla, para posteriormente girarse. — Buenas, queria....
Corto la farse de forma dubitativa; se trataba de una chica con el los cabellos largos y oscuros con ligeros rizos y una media luna azulada en su frente, si era menguante o creciente era dificil de determinar para alguien como ella sin conocimientos algunos. A su lado, permanecía un chico de cabellos oscuros algo alborotados pero con un leve tono azulado.
Ren no pudo evitar llevarse una mano a su mentón y desviar por un momento la mirada. ¿De que le sonaban? Sabía que no los conocía pero sus rostros no eran del todo anónimos para ella.