17/10/2019, 13:04
«¡Datsue! ¡Datsue! ¡Despierta, coño! ¡Están aquí!»
Datsue sintió como si abrieran un grifo de golpe dentro de su cuerpo. El chakra recorría todo su sistema circulatorio como un torrente de energía revitalizadora. Shukaku le estaba dando todo. Y eso sólo podía significar qué...
—¡¡UJA, UJAJA, UJAJAJA, UJAJAJAJA
UJAJAJAJAJAJA,
UJA,
UJAJAJAJA,
UJAAAAJA
JAJA,
UJAAAA!!
¡¡BAUUM!!
Todo había sucedido en un instante. Con Hanabi derrotado a los pies de Uchiha Datsue, quien, arrodillado, rememoraba otros tiempos quizá mejores. Y como el mero hecho de pensar en su Hermano hubiera despertado fantasmas del pasado, una grotesca risa, una tan terrible que dejaba a la de Shukaku en el suelo, moribunda e indefensa, se había precipitado sobre el dúo de Uzushiogakure, armado con un hacha gigantesca envuelta en un extraño chakra rojo anaranjado. Y es que las peores sorpresas siempre vienen en el peor de los momentos.
El extraño había enarbolado el hacha, pero no había hecho falta que el filo llegase a tocarles. De hecho, aquél chakra estalló súbitamente a más de cinco metros de donde ellos estaban, envolviéndoles, e impulsando a aquella sombra vestida con una túnica blanca hacia atrás.
Aterrizó arrastrando los pies por la arena. Llevaba una máscara blanca con una equis gruesa y negra dibujada, pero aún así, su asquerosa, grande y sádica sonrisa se adivinaba por las arrugas de su rostro. Sus ojos negros, rabiosos, parecían estar abiertos constantemente. Y como tal, la esclerótica del tipo tenía un tono rosáceo enfermizo.
—¡UJAJAJAJA, UJAJAJAJAJA! ¡AL FIN! ¡AL FIN TE ENCONTRÉ, Y ME LLEVO UN UZUKAGE DE REGALO, UJAJAJA, UJA, UJAJAJA, UJAAAAAA!
«¡Me cago en la puta! ¡JIAJIAJIA, ES EL CABRÓN QUE MATÓ A AKAME!»