1/11/2019, 19:21
—Bueno, Ayame, anímate —intervino Daruu, antes de añadir en un susurro—: Ahora vuestra relación es algo más cordial, ¿eh?
—Sí... eso es cierto —admitió ella, aunque no estaba del todo segura de su se refería a su relación con Kokuō o con Datsue. Fuera como fuese, en ambos casos era cierto. Pero las cicatrices de haber estado encerrada de aquella manera durante meses seguían sangrando de forma silenciosa e inevitable.
—Respecto a las piezas de shogi, debemos tener algo de cuidado —añadió Daruu, ahora dirigiéndose a Datsue—. Existe un límite de tiempo. Esas marcas dejarán de sernos útiles pasado un año. De hecho, para tranquilidad de tu querido Uzukage, la que dejé en el puerto de tu villa ya es inservible.
Ayame, pálida como la cera, se volvió hacia su pareja. "¿La marca que dejé en tu puerto, dices?", parecían querer decir sus alarmados y aterrados ojos.
—Entonces tu marca funciona parecido a mi sello-comunicador —reveló el Uchiha—. Diría que aguanta algo más que un año, pero no mucho más.
—Bueno, cuando veamos que se acerca el tiempo límite basta con que nos comuniquemos y quedemos para renovar las técnicas, ¿no es así? —dijo Ayame.
Nunca se atrevería a admitirlo en voz alta, pero entre la técnica de comunicación de Datsue y la de teletransporte de Daruu, los tres formaban un tándem de lo más particular y poderoso. Ayame se sentía mucho más segura sabiendo que los tenía al otro lado, sabiendo que podía contar con ellos ante cualquier eventualidad. Tan sólo deseaba resultar de la misma utilidad para ellos en cualquier momento de necesidad.
—Sí... eso es cierto —admitió ella, aunque no estaba del todo segura de su se refería a su relación con Kokuō o con Datsue. Fuera como fuese, en ambos casos era cierto. Pero las cicatrices de haber estado encerrada de aquella manera durante meses seguían sangrando de forma silenciosa e inevitable.
—Respecto a las piezas de shogi, debemos tener algo de cuidado —añadió Daruu, ahora dirigiéndose a Datsue—. Existe un límite de tiempo. Esas marcas dejarán de sernos útiles pasado un año. De hecho, para tranquilidad de tu querido Uzukage, la que dejé en el puerto de tu villa ya es inservible.
Ayame, pálida como la cera, se volvió hacia su pareja. "¿La marca que dejé en tu puerto, dices?", parecían querer decir sus alarmados y aterrados ojos.
—Entonces tu marca funciona parecido a mi sello-comunicador —reveló el Uchiha—. Diría que aguanta algo más que un año, pero no mucho más.
—Bueno, cuando veamos que se acerca el tiempo límite basta con que nos comuniquemos y quedemos para renovar las técnicas, ¿no es así? —dijo Ayame.
Nunca se atrevería a admitirlo en voz alta, pero entre la técnica de comunicación de Datsue y la de teletransporte de Daruu, los tres formaban un tándem de lo más particular y poderoso. Ayame se sentía mucho más segura sabiendo que los tenía al otro lado, sabiendo que podía contar con ellos ante cualquier eventualidad. Tan sólo deseaba resultar de la misma utilidad para ellos en cualquier momento de necesidad.