3/11/2019, 17:38
—Bueno, aquí estamos —comentó Daruu, rascándose la coronilla con aquel deje de quien quiere romper el hielo después de sentir que se han acabado los temas de conversación—. ¿Os apetece tomar algo o qué? —les sugirió, pero antes de que nadie pudiera responder soltó un quejido de dolor y se apartó de ambos tapándose los ojos con gesto de dolor.
—¿Daruu? ¿Estás bien? —le preguntó Ayame, alarmada—. ¡Ay, te dije que era muy pronto, maldita sea!
—Ayame, ¿llevas las gotas que nos dio tu padre?
—S... sí, ¡enseguida! —se apresuró a decir, mientras rebuscaba en el portaobjetos que llevaba tras la cadera a toda prisa.
—¿Las gotas de tu padre? —preguntó Datsue, y ella le miró de reojo, indecisa.
—S... sí... Toma, Daruu —añadió, dejándole sobre la mano un pequeño frasco con un líquido transparente con un pequeño gotero a modo de dispensador—. Mi padre es médico. Fue él quién le operó... ambas veces.
—¡Hostia, casi se me olvida! —exclamó Datsue de repente, y Ayame se volvió hacia él con curiosidad. Su rostro se transformó de golpe al ver cómo sacaba un pequeño recipiente alargado con un extraño polvo blanco en el fondo que no tardó en mezclar con agua y empezar a agitarlo—. Ah, estos suplementos ninjas...
El Uchiha no llegó ni a a terminar la frase. Fue un visto y no visto. Ayame había aparecido de repente junto a él y con un seco manotazo le tiró lo que quiera que fuera aquello al suelo, derramando su contenido.
—¡¿Qué narices es eso?! —gritó, furibunda—. ¡¿Qué porquería te estás metiendo ahora?!
—¿Daruu? ¿Estás bien? —le preguntó Ayame, alarmada—. ¡Ay, te dije que era muy pronto, maldita sea!
—Ayame, ¿llevas las gotas que nos dio tu padre?
—S... sí, ¡enseguida! —se apresuró a decir, mientras rebuscaba en el portaobjetos que llevaba tras la cadera a toda prisa.
—¿Las gotas de tu padre? —preguntó Datsue, y ella le miró de reojo, indecisa.
—S... sí... Toma, Daruu —añadió, dejándole sobre la mano un pequeño frasco con un líquido transparente con un pequeño gotero a modo de dispensador—. Mi padre es médico. Fue él quién le operó... ambas veces.
—¡Hostia, casi se me olvida! —exclamó Datsue de repente, y Ayame se volvió hacia él con curiosidad. Su rostro se transformó de golpe al ver cómo sacaba un pequeño recipiente alargado con un extraño polvo blanco en el fondo que no tardó en mezclar con agua y empezar a agitarlo—. Ah, estos suplementos ninjas...
El Uchiha no llegó ni a a terminar la frase. Fue un visto y no visto. Ayame había aparecido de repente junto a él y con un seco manotazo le tiró lo que quiera que fuera aquello al suelo, derramando su contenido.
—¡¿Qué narices es eso?! —gritó, furibunda—. ¡¿Qué porquería te estás metiendo ahora?!