6/11/2019, 23:24
La kunoichi ya se había levantado para satisfacer la demanda de la recién llegada, pero se detuvo a medio camino ante aquella súbita exclamación. No pudo evitar dirigirle una mirada divertida, encogiéndose de hombros: "Ahora eres tú el que tiene una fan". Discretamente, se coló detrás del mostrador, cogió la tarta de queso y cortó una porción que sirvió en uno de los platillos de Kiroe. Le colocó una cuchara y después se lo tendió a la muchacha.
—Que aproveche —sonrió.
Ren asintió con la cabeza en señal de agradecimiento, y alzó las manos para ayudarla antes de que dejase reposar el plato sobre alguna superficie. Daruu terminó de prepararle el batido sin dejar de mirarla con una ceja levantada, y lo virtió en una copa de cristal. Cogió un bote de nata de la nevera y lo coronó con un chorro en forma de cono y un par de flores de regalo. Tomó el batido y se lo tendió al lado de la porción de pastel de fresa que ya le había servido Ayame.
Pero la muchacha seguía embobada, con la boca abierta, como si realmente no estuviese allí.
—Oye, me estás incomodando —dijo Daruu, rascándose la nuca y desviando la mirada a un lado—. Seguro que has tenido que ver a algún que otro jōnin más. Vives en una aldea ninja, ya sabes.
— D-Disculpame, no era mi intención... Es solo que no me es habitual ver un jōnin. Quiero decir, no hay muchos, y mi maestro siempre me dijo que es realmente costoso llegar a ascender a un puesto tan elevado — añadió sentandose en una silla cercana a la barra, acercandose el pastel y la copa. — ¿Eres algo asi como un prodigio? Porque pareces mas o menos de mi edad.
Dijo finalmente con su falta de tacto habitual, algo común para alguien de su tiempo.
—Que aproveche —sonrió.
Ren asintió con la cabeza en señal de agradecimiento, y alzó las manos para ayudarla antes de que dejase reposar el plato sobre alguna superficie. Daruu terminó de prepararle el batido sin dejar de mirarla con una ceja levantada, y lo virtió en una copa de cristal. Cogió un bote de nata de la nevera y lo coronó con un chorro en forma de cono y un par de flores de regalo. Tomó el batido y se lo tendió al lado de la porción de pastel de fresa que ya le había servido Ayame.
Pero la muchacha seguía embobada, con la boca abierta, como si realmente no estuviese allí.
—Oye, me estás incomodando —dijo Daruu, rascándose la nuca y desviando la mirada a un lado—. Seguro que has tenido que ver a algún que otro jōnin más. Vives en una aldea ninja, ya sabes.
— D-Disculpame, no era mi intención... Es solo que no me es habitual ver un jōnin. Quiero decir, no hay muchos, y mi maestro siempre me dijo que es realmente costoso llegar a ascender a un puesto tan elevado — añadió sentandose en una silla cercana a la barra, acercandose el pastel y la copa. — ¿Eres algo asi como un prodigio? Porque pareces mas o menos de mi edad.
Dijo finalmente con su falta de tacto habitual, algo común para alguien de su tiempo.