27/11/2019, 14:04
(Última modificación: 27/11/2019, 14:51 por Himura Ren. Editado 3 veces en total.)
Un potente estallido de agua acompañó al impacto cuando Ayame deshizo todo su cuerpo en agua para evitar el golpe, peor Ren tuvo menos suerte al decidir no apartarse de la trayectoria de aquellas dos bestias, que las embistieron y pisotearon con brutalidad antes de continuar su camino calle abajo, en la misma dirección que había tomado Daruu minutos atrás.
Ayame, a mitad de recomponerse pero sin ninguna magulladura visible, se abalanzó sobre la genin y la agitó por los hombros.
—¡Ey! ¡Ey! ¿Estás bien? —la llamaba, desesperadamente, mientras terminaba de recuperar su forma corpórea—. ¡Vamos, levanta, tenemos que darnos prisa o escaparán!
Ren había rodado durante un par de metros debido al mantenerse inmovil; intento recomponerse como pudo, apoyandose sobre su espada de madera. Empapada en agua y con barro, alzó la mirada a Ayame de forma dubitativa. Para Ayame, no parecia suponer problema alguno, pero el mundo de cristal en el que vivia Ren se estaba resquebrajando. Asintío terminando de ponerse en pié, pensando que si no se alejaba mucho de ella, no correria peligro, pues transmitia algo de calma y serenidad.
— ¿D-De donde si quiera han salido? — recolocó su espada en la cintura, y comenzó la marcha por la misma dirección que habian desaparecido las bestias.
Ayame, a mitad de recomponerse pero sin ninguna magulladura visible, se abalanzó sobre la genin y la agitó por los hombros.
—¡Ey! ¡Ey! ¿Estás bien? —la llamaba, desesperadamente, mientras terminaba de recuperar su forma corpórea—. ¡Vamos, levanta, tenemos que darnos prisa o escaparán!
Ren había rodado durante un par de metros debido al mantenerse inmovil; intento recomponerse como pudo, apoyandose sobre su espada de madera. Empapada en agua y con barro, alzó la mirada a Ayame de forma dubitativa. Para Ayame, no parecia suponer problema alguno, pero el mundo de cristal en el que vivia Ren se estaba resquebrajando. Asintío terminando de ponerse en pié, pensando que si no se alejaba mucho de ella, no correria peligro, pues transmitia algo de calma y serenidad.
— ¿D-De donde si quiera han salido? — recolocó su espada en la cintura, y comenzó la marcha por la misma dirección que habian desaparecido las bestias.