12/12/2019, 15:03
Ayame torció la cabeza en un gesto indulgente.
—No te preocupes por eso ahora, no puedo dejarte atrás y que venga otro de esos animales y...
—¡ESPERAAAAAAAAD! —escucharon tras sus espaldas. Ayame se detuvo momentáneamente y miró hacia atrás. No pudo contener una mueca de absoluta estupefacción. Hacia ellas se acercaba a todo correr un hombre adulto, desnudo de cintura para arriba y con el torso apenas cubierto por pieles. Se abalanzó prácticamente sobre ellas, y cuando las alcanzó las tomó bruscamente por los hombros—. Esp... Esperad... Por favor... —resollaba, con implorantes ojos clavados en las dos muchachas—. Chi... Chicas... Ha... ¿Habéis visto unos jabalíes por aquí? Unos jabalíes... algo más... grandes de lo normal...
Ren acompaño a Ayame en su gesto de sorpresa; bruscamente intenso zafarse, usando ambas manos para retirar el brazo de aquel tipo de encima de ella, para acto seguido retroceder unos pasos intentando guardar algo de distancia. En su rostro también dibujo una mueca entre estupor y algo de temor, aquel individuo era de lo más pintoresco.
— P-Pero que... ¿Eres el dueño de esas bestias o algo así? — le dirigió entonces una mirada de desconcierto a Ayame, intentando buscar respuestas aunque suponía que tendría tan poca idea como ella.
—No te preocupes por eso ahora, no puedo dejarte atrás y que venga otro de esos animales y...
—¡ESPERAAAAAAAAD! —escucharon tras sus espaldas. Ayame se detuvo momentáneamente y miró hacia atrás. No pudo contener una mueca de absoluta estupefacción. Hacia ellas se acercaba a todo correr un hombre adulto, desnudo de cintura para arriba y con el torso apenas cubierto por pieles. Se abalanzó prácticamente sobre ellas, y cuando las alcanzó las tomó bruscamente por los hombros—. Esp... Esperad... Por favor... —resollaba, con implorantes ojos clavados en las dos muchachas—. Chi... Chicas... Ha... ¿Habéis visto unos jabalíes por aquí? Unos jabalíes... algo más... grandes de lo normal...
Ren acompaño a Ayame en su gesto de sorpresa; bruscamente intenso zafarse, usando ambas manos para retirar el brazo de aquel tipo de encima de ella, para acto seguido retroceder unos pasos intentando guardar algo de distancia. En su rostro también dibujo una mueca entre estupor y algo de temor, aquel individuo era de lo más pintoresco.
— P-Pero que... ¿Eres el dueño de esas bestias o algo así? — le dirigió entonces una mirada de desconcierto a Ayame, intentando buscar respuestas aunque suponía que tendría tan poca idea como ella.