24/12/2019, 15:59
(Última modificación: 24/12/2019, 16:01 por Uchiha Datsue. Editado 1 vez en total.)
Pero Shukaku no le respondió. A diferencia de Ayame con Kokuo, Datsue no había quitado sus cadenas. Los momentos en que habló por él había sido a base de una fuerza de voluntad prodigiosa, única en el Gran Shukaku, Padre del Desierto y Maestro del Fuuinjutsu. Excepciones que no podían convertirse en lo habitual.
Datsue, agotado, no pudo más que asentir ante Daruu. Sí, necesitaba descansar. Si por él fuese se echaría a dormir en aquel mismo instante y no despertaría hasta el día siguiente. Suspiró. El Sharingan desapareció de sus ojos y los últimos vestigios de Shukaku de su cuerpo.
—El desenlace, sí. Eso me recuerda una cosa. Daruu. Ayame. —Ayame, sí. Y no Kokuo. Los tenía a ambos de frente y no hizo otra cosa que rodearlos, a cada uno con un brazo, y atraerlos hacia él en un sentido abrazo—. Gracias.
¿Cuántas veces había usado aquella palabra? Apostaba a que podía leer su Cronología, esa que llevaba tiempo escribiendo sobre sus momentos más importantes, junto a su Diario, y no aparecería de su boca más de dos o tres veces. Definitivamente no la usaba en vano, y aquella ocasión lo merecía.
Se dejó caer hacia atrás y aterrizó de espaldas contra la arena. Tumbado, cerró los ojos. Sus pobres ojos.
—Daruu tiene razón —agregó, todavía con los ojos cerrados, descansando. Le dolía todo el maldito cuerpo y tenía agujetas en todos lados—. Bakudan aprovechó para atacarnos justo cuando Hanabi y yo terminamos nuestro duelo. Justo cuando uno estaba inconsciente y el otro al límite de sus fuerzas. —No especificó quién era quién—. Era un puto loco, pero un loco inteligente.
Luego se acordó de algo y rio.
—¡Ay! —se quejó. Su cuerpo dolía como si le hubiesen clavado cientos de agujas, y la risa no hacía sino mover esas agujas ya clavadas. Y, aún así, le parecía tan gracioso que no pudo evitar reírse un poco más—. ¿Sabéis cómo lo recibí? —Si es que, joder, era buenísimo. Tanto que se esforzó en abrir los ojos tan solo para comprobar su reacción—. ¡Con la bijuudama de la que no quiere conflictos!
Y ahí, la risa se convirtió en una carcajada atronadora.
—Ay, por las tetas de Amaterasu, qué bueno. —Hubiese entrecomillado el apodo con los dedos, pero suficiente esfuerzo estaba suponiendo ya no atragantarse con la risa—. Me la guardé por mucho tiempo, y doy fe que mereció la pena. Oh, sí, y se la comió de lleno. Lástima que el hijoputa la mitigó con una de sus técnicas explosivas.
Datsue, agotado, no pudo más que asentir ante Daruu. Sí, necesitaba descansar. Si por él fuese se echaría a dormir en aquel mismo instante y no despertaría hasta el día siguiente. Suspiró. El Sharingan desapareció de sus ojos y los últimos vestigios de Shukaku de su cuerpo.
—El desenlace, sí. Eso me recuerda una cosa. Daruu. Ayame. —Ayame, sí. Y no Kokuo. Los tenía a ambos de frente y no hizo otra cosa que rodearlos, a cada uno con un brazo, y atraerlos hacia él en un sentido abrazo—. Gracias.
¿Cuántas veces había usado aquella palabra? Apostaba a que podía leer su Cronología, esa que llevaba tiempo escribiendo sobre sus momentos más importantes, junto a su Diario, y no aparecería de su boca más de dos o tres veces. Definitivamente no la usaba en vano, y aquella ocasión lo merecía.
Se dejó caer hacia atrás y aterrizó de espaldas contra la arena. Tumbado, cerró los ojos. Sus pobres ojos.
—Daruu tiene razón —agregó, todavía con los ojos cerrados, descansando. Le dolía todo el maldito cuerpo y tenía agujetas en todos lados—. Bakudan aprovechó para atacarnos justo cuando Hanabi y yo terminamos nuestro duelo. Justo cuando uno estaba inconsciente y el otro al límite de sus fuerzas. —No especificó quién era quién—. Era un puto loco, pero un loco inteligente.
Luego se acordó de algo y rio.
—¡Ay! —se quejó. Su cuerpo dolía como si le hubiesen clavado cientos de agujas, y la risa no hacía sino mover esas agujas ya clavadas. Y, aún así, le parecía tan gracioso que no pudo evitar reírse un poco más—. ¿Sabéis cómo lo recibí? —Si es que, joder, era buenísimo. Tanto que se esforzó en abrir los ojos tan solo para comprobar su reacción—. ¡Con la bijuudama de la que no quiere conflictos!
Y ahí, la risa se convirtió en una carcajada atronadora.
—Ay, por las tetas de Amaterasu, qué bueno. —Hubiese entrecomillado el apodo con los dedos, pero suficiente esfuerzo estaba suponiendo ya no atragantarse con la risa—. Me la guardé por mucho tiempo, y doy fe que mereció la pena. Oh, sí, y se la comió de lleno. Lástima que el hijoputa la mitigó con una de sus técnicas explosivas.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado