8/01/2020, 23:10
—Ganó Uzu, Daruu —respondió Datsue, regodeándose en su propio misterio—. Ganó Uzu.
Pero estaba claro que Daruu no estaba dispuesto a quedarse con la duda.
—¡Qué Uzu ni qué mierdas! —le soltó, golpeando suavemente al Uchiha con los nudillos—. ¡Que si ganaste tú o Hanabi, no te hagas el loco!
Pero él no respondió, en su lugar se volvió hacia Ayame para responderle.
—Cuando nos vimos en el Río del Árbol Sagrado, os dije que quería retar a Yui. Tener con ella un combatillo —dijo, y aquello no la calmó en absoluto. Más bien lo contrario, y así lo atestiguó la palidez de su rostro y sus ojos abiertos como platos, pese a que de sus labios no había salido palabra alguna. ¡No estaría insinuando que había planeado lanzarle aquella bijuudama a Yui!—. Bien, he cambiado de opinión —anunció, reincorporándose y mirándoles a los ojos—. Paso. Es hora de que todos nos centremos en lo verdaderamente importante, y esto lo es. Joder, chicos. Que hemos matado a un jodido General. ¡Que lo hemos matado!
Ayame sólo fue capaz de esbozar una débil sonrisa. Nunca se sentiría bien por arrebatarle la vida a alguien, lo mereciera más o menos. Y aunque habían conseguido eliminar a uno de los Generales de Kurama, aún quedaban muchos más. Siete más si no recordaba mal. Y eso si al Nueve Colas no le daba por reclutar a uno nuevo para sustituirlo. Si todos eran tan fuertes como aquel... El recuerdo de Kuroyuki la dejó momentáneamente congelada en el sitio. No siempre estarían los tres juntos para defenderse... ¿No?
Afortunadamente, Daruu habló por ella.
—Es verdad, lo hemos matado, y a propósito de eso y hablando de Yui, creo que nos la vamos a cargar en casa. Vamos a tener que explicarle muchas cosas —Miró un momento a Ayame, que se estremeció de puro terror.
—¡Pero no podemos dejar a Hanabi-dono ahí tirado sin más! —protestó.
Pero Daruu y Datsue habían vuelto a las suyas:
—Y por cierto... ¡Que quién ganó el combate, coño!
Pero estaba claro que Daruu no estaba dispuesto a quedarse con la duda.
—¡Qué Uzu ni qué mierdas! —le soltó, golpeando suavemente al Uchiha con los nudillos—. ¡Que si ganaste tú o Hanabi, no te hagas el loco!
Pero él no respondió, en su lugar se volvió hacia Ayame para responderle.
—Cuando nos vimos en el Río del Árbol Sagrado, os dije que quería retar a Yui. Tener con ella un combatillo —dijo, y aquello no la calmó en absoluto. Más bien lo contrario, y así lo atestiguó la palidez de su rostro y sus ojos abiertos como platos, pese a que de sus labios no había salido palabra alguna. ¡No estaría insinuando que había planeado lanzarle aquella bijuudama a Yui!—. Bien, he cambiado de opinión —anunció, reincorporándose y mirándoles a los ojos—. Paso. Es hora de que todos nos centremos en lo verdaderamente importante, y esto lo es. Joder, chicos. Que hemos matado a un jodido General. ¡Que lo hemos matado!
Ayame sólo fue capaz de esbozar una débil sonrisa. Nunca se sentiría bien por arrebatarle la vida a alguien, lo mereciera más o menos. Y aunque habían conseguido eliminar a uno de los Generales de Kurama, aún quedaban muchos más. Siete más si no recordaba mal. Y eso si al Nueve Colas no le daba por reclutar a uno nuevo para sustituirlo. Si todos eran tan fuertes como aquel... El recuerdo de Kuroyuki la dejó momentáneamente congelada en el sitio. No siempre estarían los tres juntos para defenderse... ¿No?
Afortunadamente, Daruu habló por ella.
—Es verdad, lo hemos matado, y a propósito de eso y hablando de Yui, creo que nos la vamos a cargar en casa. Vamos a tener que explicarle muchas cosas —Miró un momento a Ayame, que se estremeció de puro terror.
—¡Pero no podemos dejar a Hanabi-dono ahí tirado sin más! —protestó.
Pero Daruu y Datsue habían vuelto a las suyas:
—Y por cierto... ¡Que quién ganó el combate, coño!