15/01/2020, 15:53
Daruu gruñó ante los gimoteos de Ayame. Se levantó de un salto y le tendió una mano para ayudarla a incorporarse.
—Bien, pues si nos tiene que matar, carajo, ¡que sea ahora mismo! —bramó decidido—. ¡Vámonos para el despacho! Soy jōnin, supuestamente puedo actuar por mi cuenta si la necesidad apremia. ¡Y era un General! ¡Y estaba amenazando a un jinchūriki! ¡Literalmente estamos cumpliendo la firma de la Alianza paso por paso!
Ayame torció la boca, no demasiado convencida. Si no era Yui quién la matará, iba a ser su padre por desaparecer de esa manera. Estaba condenada.
—Bueno, bueno. Si las cosas se complican, técnica de teletransportación y adiós, ¿eh? En Uzu podríamos daros asilo político —bromeó Datsue, aunque Ayame no supo dilucidar cuánto había de verdad y cuánto de broma en su afirmación—. Va, va. Daruu tiene razón. En estos casos, cuánto antes te lo quites de encima, mejor. Suerte, amigos míos. Estamos en contacto —añadió, señalándose la oreja.
Eso le recordó algo a Ayame, que miró a su alrededor buscando algo. No lo encontró, y tomó una concha en su lugar. Se mordió el pulgar y con su sangre volvió a dibujar el ideograma de Luna en su superficie. Se lo tendió al Uchiha.
—Por lo que pudiera pasar. Pero no os topéis con más Generales, ¿eh? —sonrió—. Cuidaos. Y cuídate —añadió, señalando a Hanabi—. ¡Nos vemos!
—Bien, pues si nos tiene que matar, carajo, ¡que sea ahora mismo! —bramó decidido—. ¡Vámonos para el despacho! Soy jōnin, supuestamente puedo actuar por mi cuenta si la necesidad apremia. ¡Y era un General! ¡Y estaba amenazando a un jinchūriki! ¡Literalmente estamos cumpliendo la firma de la Alianza paso por paso!
Ayame torció la boca, no demasiado convencida. Si no era Yui quién la matará, iba a ser su padre por desaparecer de esa manera. Estaba condenada.
—Bueno, bueno. Si las cosas se complican, técnica de teletransportación y adiós, ¿eh? En Uzu podríamos daros asilo político —bromeó Datsue, aunque Ayame no supo dilucidar cuánto había de verdad y cuánto de broma en su afirmación—. Va, va. Daruu tiene razón. En estos casos, cuánto antes te lo quites de encima, mejor. Suerte, amigos míos. Estamos en contacto —añadió, señalándose la oreja.
Eso le recordó algo a Ayame, que miró a su alrededor buscando algo. No lo encontró, y tomó una concha en su lugar. Se mordió el pulgar y con su sangre volvió a dibujar el ideograma de Luna en su superficie. Se lo tendió al Uchiha.
—Por lo que pudiera pasar. Pero no os topéis con más Generales, ¿eh? —sonrió—. Cuidaos. Y cuídate —añadió, señalando a Hanabi—. ¡Nos vemos!