16/01/2020, 19:04
El Uzukage se rascó la coronilla.
—Ya, ya, os estaba escuchando —dijo. Cogió el brazo de Datsue y se ayudó en él para levantarse—. Hubo un tiempo... hubo un tiempo, Datsue, en el que necesité pastillas para combatir la ansiedad. Llegué a volverme adicto a ellas. Pero con la ayuda inestimable de Katsudon, conseguí dejarlas. Hasta ahora no había sentido de nuevo ese deseo, de tomarlas, para tranquilizarme...
»...hasta ahora.
Hanabi se desperezó, estiró piernas y brazos y se acarició un trozo de piel que había quedado al aire libre en su brazo derecho. La tenía al rojo vivo, pero necesitaría un lugar más tranquilo para aplicarse unos primeros auxilios.
—¿¡Qué demonios está pasando con los bijuu!? —exclamó de pronto, incapaz de contenerse por más tiempo—. ¡He... he oído sus voces! ¡El Gobi y... y... y el Ichibi!
Uuups.
Parece que a alguien se le daba bien hacerse el dormido.
—Ya, ya, os estaba escuchando —dijo. Cogió el brazo de Datsue y se ayudó en él para levantarse—. Hubo un tiempo... hubo un tiempo, Datsue, en el que necesité pastillas para combatir la ansiedad. Llegué a volverme adicto a ellas. Pero con la ayuda inestimable de Katsudon, conseguí dejarlas. Hasta ahora no había sentido de nuevo ese deseo, de tomarlas, para tranquilizarme...
»...hasta ahora.
Hanabi se desperezó, estiró piernas y brazos y se acarició un trozo de piel que había quedado al aire libre en su brazo derecho. La tenía al rojo vivo, pero necesitaría un lugar más tranquilo para aplicarse unos primeros auxilios.
—¿¡Qué demonios está pasando con los bijuu!? —exclamó de pronto, incapaz de contenerse por más tiempo—. ¡He... he oído sus voces! ¡El Gobi y... y... y el Ichibi!
Uuups.
Parece que a alguien se le daba bien hacerse el dormido.