18/01/2020, 01:43
Y ahí fue, en ese momento exacto, cuando Hanabi dejó de reír. Se había puesto todo blanco, y aunque miraba a Datsue a los ojos, en realidad miraba mucho más allá. A unas tierras lejanas donde siempre llovía.
—¿Pero y shi lo que diches es shierto...? ¿Y shi Shelosa... digo Shanise me decapitha? —De pronto, Hanabi sintió ganas de vomitar y tuvo que reprimir una arcada—. ¿De verdad tengo que hasherlo...? ¡Mi sueldo! ¡Te doy mi sueldo de uuun mes entero! Porfa, tío, va, ¿shomos colegasss o qué? —Hanabi se levantó y se abrazó a Datsue, llorando desconsolado.
—¿Pero y shi lo que diches es shierto...? ¿Y shi Shelosa... digo Shanise me decapitha? —De pronto, Hanabi sintió ganas de vomitar y tuvo que reprimir una arcada—. ¿De verdad tengo que hasherlo...? ¡Mi sueldo! ¡Te doy mi sueldo de uuun mes entero! Porfa, tío, va, ¿shomos colegasss o qué? —Hanabi se levantó y se abrazó a Datsue, llorando desconsolado.