14/02/2020, 23:28
(Última modificación: 14/02/2020, 23:43 por Uchiha Datsue. Editado 1 vez en total.)
Hanabi rio, incapaz de negar que dicha visión no tendría cierta belleza kármica.
—No estaría mal, desde luego que no —dijo, risueño.
Quizá en el momento, si se daba, no lo llegase a disfrutar tanto. Seguramente no. Por el temor y la ansiedad de que a Kintsugi se le fuese la cabeza e hiciese algo indebido. Ya habían visto cómo no había tenido reparo en usar las mariposas contra ellos, ubicándolas bajo sus ropajes, listas para hacer lo que fuese que hiciesen en cualquier momento.
De hecho, ahora que lo analizaba, probablemente fuese una buena idea mantener a un ANBU vigilando a Uchiha Datsue durante la celebración del torneo. Por si las moscas. «Por si las mariposas», pensó Hanabi, más específicamente.
—Oh, no. Ojalá me lo hubiese contado en el despacho, pero no —respondió a lo de Datsue y el Ichibi—. No, yo me enteré a veinte metros del suelo, mientras recobraba la conciencia, con una zarpa de tanuki sujetándome por el cuello del uwagi y una cara monstruosa y demoníaca a dos palmos de la mía. Una experiencia que no se la deseo ni a mis peores enemigos, dejadme deciros.
—No estaría mal, desde luego que no —dijo, risueño.
Quizá en el momento, si se daba, no lo llegase a disfrutar tanto. Seguramente no. Por el temor y la ansiedad de que a Kintsugi se le fuese la cabeza e hiciese algo indebido. Ya habían visto cómo no había tenido reparo en usar las mariposas contra ellos, ubicándolas bajo sus ropajes, listas para hacer lo que fuese que hiciesen en cualquier momento.
De hecho, ahora que lo analizaba, probablemente fuese una buena idea mantener a un ANBU vigilando a Uchiha Datsue durante la celebración del torneo. Por si las moscas. «Por si las mariposas», pensó Hanabi, más específicamente.
—Oh, no. Ojalá me lo hubiese contado en el despacho, pero no —respondió a lo de Datsue y el Ichibi—. No, yo me enteré a veinte metros del suelo, mientras recobraba la conciencia, con una zarpa de tanuki sujetándome por el cuello del uwagi y una cara monstruosa y demoníaca a dos palmos de la mía. Una experiencia que no se la deseo ni a mis peores enemigos, dejadme deciros.