11/03/2020, 12:13
Para suerte de Hana, la amejin siempre dormía largo y tendido cuando en algún momento del día había llorado. Era como si una pequeña parte de estrés en su cuerpo desapareciera, aunque dicho ansiedad fuera de forma subconsciente. Ren durmió toda la noche a pierna suelta, sin ningún incidente remarcable salvo el de aferrarse a la rubia después de que atropelladamente hubiera caido al suelo. Tal vez murmuró algo en sueños, pero seria imposible de comprender.
Solo cuando la luz del día comenzó a molestar su sueño, se despertó. Tras acariciarse los ojos y gimotear en señal de protesta porque apagasen el sol, se incorporó somnolienta, para contemplar la habitación. Miro a Hana, que todavía estaba dormida de espaldas a ella y después miro al frente; preguntándose dónde estaban los pescados de anoche, todavía le quedaba uno de fresa.
Solo cuando la luz del día comenzó a molestar su sueño, se despertó. Tras acariciarse los ojos y gimotear en señal de protesta porque apagasen el sol, se incorporó somnolienta, para contemplar la habitación. Miro a Hana, que todavía estaba dormida de espaldas a ella y después miro al frente; preguntándose dónde estaban los pescados de anoche, todavía le quedaba uno de fresa.