20/03/2020, 17:52
—Tienes razón, Hana, muchas gracias
Sin duda, las palabras que menos había oído la rubia en toda su vida. Parpadeó un par de veces antes de devolverle el abrazo a Eri, apartando su minipanda del camino. Era extraño, pero empezaba a comprender que por muy sensei que fuese la Uzumaki, era una kunoichi como ella, con sus inseguridades y sus miedos, con sus fortalezas y sus creencias, y poco a poco, Hana sentía que estaba conociendo a una Eri a la que no solo admiraba sino que quería cuidar como a una amiga.
— Si puedo ayudarte en algo, Eri-chan, puedes decirmelo, tú ya has hecho muchisimas cosas por mi, así que puedo devolverte el favor cuando necesites.
No es que le hubiese prometido nada a Hotaru, pero quería alegrar la vida de la pelirroja tanto como fuese posible. Era su mentora y su amiga, y si alguien se merecía ser feliz era aquella jounin, la misma que le había echado más sermones que abrazos, por suerte, Hana la quería igual, a su manera.
Sin duda, las palabras que menos había oído la rubia en toda su vida. Parpadeó un par de veces antes de devolverle el abrazo a Eri, apartando su minipanda del camino. Era extraño, pero empezaba a comprender que por muy sensei que fuese la Uzumaki, era una kunoichi como ella, con sus inseguridades y sus miedos, con sus fortalezas y sus creencias, y poco a poco, Hana sentía que estaba conociendo a una Eri a la que no solo admiraba sino que quería cuidar como a una amiga.
— Si puedo ayudarte en algo, Eri-chan, puedes decirmelo, tú ya has hecho muchisimas cosas por mi, así que puedo devolverte el favor cuando necesites.
No es que le hubiese prometido nada a Hotaru, pero quería alegrar la vida de la pelirroja tanto como fuese posible. Era su mentora y su amiga, y si alguien se merecía ser feliz era aquella jounin, la misma que le había echado más sermones que abrazos, por suerte, Hana la quería igual, a su manera.