21/03/2020, 21:50
— Uuuuhm... ¿Te molesta ese chico?
Hana negó rápidamente pensando en qué cantidad de malinterpretación estaba despertando tanto en Ren como en Jiro con su actitud.
— No, es un chico que conocí en el festival de los Cerezos. Es solo que no quería que nadie se metiese, para un día que puedo pasar contigo, aunque no sepamos nada de este lugar, prefiero perderme contigo a que nos acompañe alguien. No sé si me explico. — pero poco importó si se explicaba o no, porque Ren ya había visto un sitio al que ir.
¡Oh, vayamos allí! Tengo algo de hambre, y ha pasado mucho tiempo ¡Seguro que tienes cosas interesantes que contarme!
Hasta Hana podía empezar a ver la relación en las cosas que le gustaban a Ren. Básicamente se podía resumir en espadas y samurais. Soltó una risilla al ver lo simple y predecible que era su hermana y lo mucho que le tranquilizaba ver que no había cambiado. La siguió al interior de aquel lugar, que bien podía haber sido una carnicería o la guarida de una mafia que usaban principalmente espadas, pero Ren se metió de cabeza.
Aunque el lugar era bastante acogedor, que tanto las mesas como los sillones estuviesen anclados al suelo perturbaba un poco a la rubia. Hana esperó a que Ren eligiese donde sentarse.
— Vas a tener que ser la que elija todo a partir de ahora, tienes buen ojo para estas cosas. — confesó Hana con algo de sarcasmo y algo de sinceridad, pero con una sonrisa de oreja a oreja.
Hana negó rápidamente pensando en qué cantidad de malinterpretación estaba despertando tanto en Ren como en Jiro con su actitud.
— No, es un chico que conocí en el festival de los Cerezos. Es solo que no quería que nadie se metiese, para un día que puedo pasar contigo, aunque no sepamos nada de este lugar, prefiero perderme contigo a que nos acompañe alguien. No sé si me explico. — pero poco importó si se explicaba o no, porque Ren ya había visto un sitio al que ir.
¡Oh, vayamos allí! Tengo algo de hambre, y ha pasado mucho tiempo ¡Seguro que tienes cosas interesantes que contarme!
Hasta Hana podía empezar a ver la relación en las cosas que le gustaban a Ren. Básicamente se podía resumir en espadas y samurais. Soltó una risilla al ver lo simple y predecible que era su hermana y lo mucho que le tranquilizaba ver que no había cambiado. La siguió al interior de aquel lugar, que bien podía haber sido una carnicería o la guarida de una mafia que usaban principalmente espadas, pero Ren se metió de cabeza.
Aunque el lugar era bastante acogedor, que tanto las mesas como los sillones estuviesen anclados al suelo perturbaba un poco a la rubia. Hana esperó a que Ren eligiese donde sentarse.
— Vas a tener que ser la que elija todo a partir de ahora, tienes buen ojo para estas cosas. — confesó Hana con algo de sarcasmo y algo de sinceridad, pero con una sonrisa de oreja a oreja.