22/03/2020, 17:10
Daruu salió corriendo al encuentro del Uchiha. Inconscientemente, un pensamiento le vino a la cabeza: «quién nos diría hace un tiempo, ¿eh?» Daruu, Ayame y Datsue, sobretodo estos dos, porque a él le habían venido los problemas —como siempre— de forma colateral, habían protagonizado uno de los conflictos más grandes de los últimos años de Oonindo. Claro que, visto el panorama que tenían delante, y desde la distancia, todo aquello resultaba ya... pequeño. Insignificante.
Además, los tres habían forjado un nuevo vínculo a prueba de bombas. De las bombas de Bakudan, concretamente, ya habían comprobado que había estado. ¡No todo el mundo puede presumir de haber tenido el placer, que dirían algunos, como Shukaku, o la mala fortuna, que dirían otros, de haber tenido que pelear contra un General y haber salido indemnes!
—Supongo que no nos hará falta la frase secreta, ¿eh? —bromeó Daruu—. Pues aquí estamos. ¿Qué te trae por aquí? —Se sintió estúpido, y se llevó una mano a la frente—. Coño, el Torneo. Qué imbécil soy.
Además, los tres habían forjado un nuevo vínculo a prueba de bombas. De las bombas de Bakudan, concretamente, ya habían comprobado que había estado. ¡No todo el mundo puede presumir de haber tenido el placer, que dirían algunos, como Shukaku, o la mala fortuna, que dirían otros, de haber tenido que pelear contra un General y haber salido indemnes!
—Supongo que no nos hará falta la frase secreta, ¿eh? —bromeó Daruu—. Pues aquí estamos. ¿Qué te trae por aquí? —Se sintió estúpido, y se llevó una mano a la frente—. Coño, el Torneo. Qué imbécil soy.