24/03/2020, 21:52
(Última modificación: 26/03/2020, 14:48 por Uzumaki Eri. Editado 1 vez en total.)
Las memorias del Torneo anterior invadieron a Eri en cuanto puso un pie en los Dojos aquel año 220. Fue como si todos los recuerdos y los sentimientos que conllevaban la asaltasen y no dejaban que la pelirroja pudiera dormir tranquila a no ser que se marchara a ojear el lugar una nueva vez, ¿habría cambiado algo? ¿O todo seguiría igual? Eran dos de las preguntas que más incomodaban a la joven kunoichi que, ese mismo día justo después de la hora de comer, se encaminó al Lago Partido.
Sabía que había acudido como espectadora para ver a Datsue en su máximo esplendor, pero ella había vivido todo aquello como si fuera una participante más, aun sin medirse con nadie.
Caminó por el puente que cruzaba el lago lentamente, escuchando sus pasos resonar bajo ella mientras la calma la invadía junto a los rayos de sol. Hacía calor, pero no quería quedarse entrenando siempre, así que un pequeño paseo no le haría daño ni a ella ni a nadie.
Se apoyó justo donde ella creyó que estaba el medio del puente, y miró directamente al agua, pensativa. Había vivido tanto allí que ahora se sentía extraña al volver a pisar aquel suelo.
Sabía que había acudido como espectadora para ver a Datsue en su máximo esplendor, pero ella había vivido todo aquello como si fuera una participante más, aun sin medirse con nadie.
Caminó por el puente que cruzaba el lago lentamente, escuchando sus pasos resonar bajo ella mientras la calma la invadía junto a los rayos de sol. Hacía calor, pero no quería quedarse entrenando siempre, así que un pequeño paseo no le haría daño ni a ella ni a nadie.
Se apoyó justo donde ella creyó que estaba el medio del puente, y miró directamente al agua, pensativa. Había vivido tanto allí que ahora se sentía extraña al volver a pisar aquel suelo.