25/03/2020, 19:23
—Pasa, pasa. ¿Cómo estás, Hana? ¿Cansada del viaje?
Hana iba con su vestimenta habitual, se había planteado ponerse el pijama, pero recordando la mirada que le había echado su sensei la noche anterior al verla con el aspecto más infantil del mundo tomó la decisión de no arriesgar e ir con indumentaria normal.
Entró en la habitación de Eri y vio exactamente lo mismo que tenía ella en la suya, a excepción de la mochila y seguramente la ropa dentro del armario y la cómoda, y que ella en su cuarto tenía dos peluches, pero pequeños, porque ya era una kunoichi hecha y derecha. La pelirroja parecía incluso contenta de haber vuelto a los Dojos. Al menos parecía más contenta que de costumbre.
— Estoy bien, supongo, ayer no dormí mucho al final. Pero nada que no pueda recuperar hoy. Bueno, cuéntame, Eri-sensei. — sin duda, la experimentada jounin podría darse cuenta que a Hana le importaba una mierda la charla banal de antes de empezar a contemplar la grandeza de la Uzumaki.
Sus mejores técnicas de Fuinjutsu, explicadas por su creadora, la rubia no podía estar más nerviosa. No sabía si sentarse o quedarse de pie, así que miraba la cama y el resto de asientos disponibles mientras se tocaba el pelo, que llevaba suelto, sin recoger ni mierdas. Daba pequeños pasos hacia un lado y otro sin saber donde colocarse y no apartaba la mirada de su sensei.
Hana iba con su vestimenta habitual, se había planteado ponerse el pijama, pero recordando la mirada que le había echado su sensei la noche anterior al verla con el aspecto más infantil del mundo tomó la decisión de no arriesgar e ir con indumentaria normal.
Entró en la habitación de Eri y vio exactamente lo mismo que tenía ella en la suya, a excepción de la mochila y seguramente la ropa dentro del armario y la cómoda, y que ella en su cuarto tenía dos peluches, pero pequeños, porque ya era una kunoichi hecha y derecha. La pelirroja parecía incluso contenta de haber vuelto a los Dojos. Al menos parecía más contenta que de costumbre.
— Estoy bien, supongo, ayer no dormí mucho al final. Pero nada que no pueda recuperar hoy. Bueno, cuéntame, Eri-sensei. — sin duda, la experimentada jounin podría darse cuenta que a Hana le importaba una mierda la charla banal de antes de empezar a contemplar la grandeza de la Uzumaki.
Sus mejores técnicas de Fuinjutsu, explicadas por su creadora, la rubia no podía estar más nerviosa. No sabía si sentarse o quedarse de pie, así que miraba la cama y el resto de asientos disponibles mientras se tocaba el pelo, que llevaba suelto, sin recoger ni mierdas. Daba pequeños pasos hacia un lado y otro sin saber donde colocarse y no apartaba la mirada de su sensei.