30/03/2020, 16:15
—Oye, oye. ¡Ya vale! ¡Que estoy aquí, eh! —Daruu, indignado y rojo de rabia, se cruzó aún más de brazos y se dio la vuelta. Si uno pensaba mal, ahí había cuernos y los tenía todos él. Sabía que no era nada de eso, pero el comentario de los ojos del Hyūga sobraba. «Sobraba, ¿vale?», se repitió mentalmente.
»Donde queráis. Si queréis os dejo solitos, y así los "ojos de Hyūga" no os ven. —resopló.
»Donde queráis. Si queréis os dejo solitos, y así los "ojos de Hyūga" no os ven. —resopló.