1/04/2020, 20:57
— No, disculpame a mí. La culpa es mía por confiar en una niñata malcriada y caprichosa
Le soltó Ren, con todo el orgullo del mundo, como si no acabase de copiar exactamente lo que había dicho ella, tras soltarle un puñetazo en la mejilla. Encajó el puñetazo sin siquiera intentar bloquearlo o esquivarlo, todo aquello aún le parecía subrealista. Hace una semana eran hermanas, confiaban la una en la otra hasta el final y más allá y todas esas gilipolleces. Y ahora, Ren le clavaba un puñetazo en la cara mientras hablaban, con todo el odio del mundo.
No podía más. Estrategias, fortalezas y debilidades, intentar dejar bien a la villa, todo eso se fue por el mismo desagüe por el que se había ido su hermandad. Quería sangre. La primera que notó fue la suya, la de sus encias, llenandole la boca.
— Muy bonito, Ren. Precioso. — tras pronunciar la última palabra reagruparía toda la sangre que tenía en la boca para escupirsela en los ojos a la morena.
Después, buscaría darle un cabezazo a Ren con el objetivo de acabar de confundirla, para seguir con un rodillazo al estomago.
— ¡Ahora dime! ¿Aún guardas lo que te regale? ¿¡O lo has tirado al mismo lago al que tiraste tus neuronas!?
Se mantuvo cerca de ella mientras se regodeaba, esperando a ver qué intentaba hacer su rival para seguir golpeandola, solo tenía en mente donde le pegaría el próximo golpe.
Le soltó Ren, con todo el orgullo del mundo, como si no acabase de copiar exactamente lo que había dicho ella, tras soltarle un puñetazo en la mejilla. Encajó el puñetazo sin siquiera intentar bloquearlo o esquivarlo, todo aquello aún le parecía subrealista. Hace una semana eran hermanas, confiaban la una en la otra hasta el final y más allá y todas esas gilipolleces. Y ahora, Ren le clavaba un puñetazo en la cara mientras hablaban, con todo el odio del mundo.
No podía más. Estrategias, fortalezas y debilidades, intentar dejar bien a la villa, todo eso se fue por el mismo desagüe por el que se había ido su hermandad. Quería sangre. La primera que notó fue la suya, la de sus encias, llenandole la boca.
— Muy bonito, Ren. Precioso. — tras pronunciar la última palabra reagruparía toda la sangre que tenía en la boca para escupirsela en los ojos a la morena.
Después, buscaría darle un cabezazo a Ren con el objetivo de acabar de confundirla, para seguir con un rodillazo al estomago.
— ¡Ahora dime! ¿Aún guardas lo que te regale? ¿¡O lo has tirado al mismo lago al que tiraste tus neuronas!?
Se mantuvo cerca de ella mientras se regodeaba, esperando a ver qué intentaba hacer su rival para seguir golpeandola, solo tenía en mente donde le pegaría el próximo golpe.