2/04/2020, 11:03
El público estalló en abucheos, silbidos, aullidos de indignación, ante las palabras de su representante de Kusagakure. Desde las gradas dedicadas a los Kage, Kintsugi no se unía a aquellos berridos, guardaba absoluto silencio con absoluto temple. El antifaz de mariposa cubría sus ojos, pero la parte inferior de su rostro, al descubierto, no se inmutó ni un ápice. Como si su gesto se hubiese quedado congelado en el tiempo.
Kazuma no llegó a verlo, porque se había dado la vuelta, pero Kintsugi había alzado una mano. Sólo una mano. El aire pareció parpadear junto a ella, y el haori de la Morikage se revolvió cuando un ANBU enmascarado y ataviado con una túnica oscura apareció allí. El hombre se inclinó, lo justo para que Kintsugi ladeara la cabeza y le susurrara al oído.
Y el ANBU desapareció, tal y como había aparecido.
Kazuma no llegó a verlo, porque se había dado la vuelta, pero Kintsugi había alzado una mano. Sólo una mano. El aire pareció parpadear junto a ella, y el haori de la Morikage se revolvió cuando un ANBU enmascarado y ataviado con una túnica oscura apareció allí. El hombre se inclinó, lo justo para que Kintsugi ladeara la cabeza y le susurrara al oído.
Y el ANBU desapareció, tal y como había aparecido.