2/04/2020, 15:06
(Última modificación: 2/04/2020, 15:58 por Aotsuki Ayame. Editado 1 vez en total.)
—Pues claro que era una forma de hablar, coño. ¿Qué si no? —dijo Datsue, con sendas cejas alzadas. En un momento dado volvió a abrir la boca, como si quisiera añadir algo—: Va, venga, chicos. Hoy… —Pero las palabras parecían morir en su garganta—. Hoy… —El Uchiha estaba haciendo un esfuerzo titánico, como si estuviera luchando con sus propias cuerdas vocales para que dejara salir lo que tenía que decir. Y al final lo consiguió. Tres palabras que sonaron estranguladas, asfixiadas, pero que consiguieron su libertad—: Hoy invito yo.
Ayame parpadeó varias veces, notablemente confundida. ¿Había escuchado bien? ¿Lo había entendido bien? Y no era la única extrañada:
—¿Qué... invitas? —preguntó Daruu, acercándose a él—. ¿Estás bien? ¿Ha pasado algo?
Ayame no conocía tan bien al Uchiha, pero de las pocas veces que había interactuado (de forma amistosa) con él, si había dejado entrever que era un pelín avaricioso. De hecho, cuando se conocieron, el Uchiha intentó engatusarla para que participara en una especie de apuesta sobre los torneos.
«Cuánto tiempo ha pasado desde eso... Y cuántas cosas han pasado...»
—¿Estás seguro, Datsue? —le preguntó, y no pudo evitar soltar una risilla maliciosa—. ¡En ese caso, yo conozco un sitio fantástico! ¡Cinco kunais en la Guía Akimichin, nada menos! ¡Vamos, os digo donde está!
Ayame parpadeó varias veces, notablemente confundida. ¿Había escuchado bien? ¿Lo había entendido bien? Y no era la única extrañada:
—¿Qué... invitas? —preguntó Daruu, acercándose a él—. ¿Estás bien? ¿Ha pasado algo?
Ayame no conocía tan bien al Uchiha, pero de las pocas veces que había interactuado (de forma amistosa) con él, si había dejado entrever que era un pelín avaricioso. De hecho, cuando se conocieron, el Uchiha intentó engatusarla para que participara en una especie de apuesta sobre los torneos.
«Cuánto tiempo ha pasado desde eso... Y cuántas cosas han pasado...»
—¿Estás seguro, Datsue? —le preguntó, y no pudo evitar soltar una risilla maliciosa—. ¡En ese caso, yo conozco un sitio fantástico! ¡Cinco kunais en la Guía Akimichin, nada menos! ¡Vamos, os digo donde está!