2/04/2020, 21:43
Se había dejado llevar por el calor del odio, la ira la había arrastrado a cometer imprudencias y ahora pagaba las consecuencias. La autentica Ren estaba oculta tras su propio muro, usandolo en su contra, la que había salido corriendo habría sido un bunshin y ella se lo había tragado enterito.
— Por lo menos no llevo un puto osito de peluche a todos lados
Tras apoyarse en ella para darle una patada a su clon, le respondió a la puya. Se río, porque no había otra cosa que hacer. El vendaval de golpes no se iba a parar. En cuanto se recuperó del golpe con el Bokken fue directa a ver como podía devolversela. Estaba de espaldas a ella, así que sin pensarselo dos veces, buscó darle un puntapié en la parte trasera de la rodilla, obligandola a arrodillarse.
— ¡Lo llevaba por ti, imbecil!
Su clon, enfrente de la amejin, se había caído de culo por la patada impulsada de Ren, pero para entonces ya estaba de pie y en carrera hacia ella, buscando placarla y tirarla al suelo, estuviese o no arrodillada.
Hana, por su parte, tras golpear, se apartaría, asegurándose que Ren no buscase devolvérselo. La rubia había empezado a sentir que le ardían los ojos, no podía seguir conteniendo todo aquello, toda aquella ira, toda aquella rabia, solo escondía un pozo sin fin de tristeza. Las lágrimas habían empezado a salir sin su permiso, en pleno combate, se mordió el labio, intentando serenarse sin quitarle el ojo de encima a Ren.
— ¡Vamos! ¡A ver ese odio! Dime algo que no sepa, dime algo que sea verdad. ¿Todo esto ha sido para entretenerte? ¿Por información? ¿Por una apuesta?
El caer en el truco de Ren había despertado en ella la misma rabia que cuando había visto que toda su hermandad se desvanecía de buena a primeras por nada. ¿De qué había valido todo lo que habían hablado? ¿Todo lo que habían confesado? ¿Para echarselo en cara ahora? Era absurdo.
— Por lo menos no llevo un puto osito de peluche a todos lados
Tras apoyarse en ella para darle una patada a su clon, le respondió a la puya. Se río, porque no había otra cosa que hacer. El vendaval de golpes no se iba a parar. En cuanto se recuperó del golpe con el Bokken fue directa a ver como podía devolversela. Estaba de espaldas a ella, así que sin pensarselo dos veces, buscó darle un puntapié en la parte trasera de la rodilla, obligandola a arrodillarse.
— ¡Lo llevaba por ti, imbecil!
Su clon, enfrente de la amejin, se había caído de culo por la patada impulsada de Ren, pero para entonces ya estaba de pie y en carrera hacia ella, buscando placarla y tirarla al suelo, estuviese o no arrodillada.
Hana, por su parte, tras golpear, se apartaría, asegurándose que Ren no buscase devolvérselo. La rubia había empezado a sentir que le ardían los ojos, no podía seguir conteniendo todo aquello, toda aquella ira, toda aquella rabia, solo escondía un pozo sin fin de tristeza. Las lágrimas habían empezado a salir sin su permiso, en pleno combate, se mordió el labio, intentando serenarse sin quitarle el ojo de encima a Ren.
— ¡Vamos! ¡A ver ese odio! Dime algo que no sepa, dime algo que sea verdad. ¿Todo esto ha sido para entretenerte? ¿Por información? ¿Por una apuesta?
El caer en el truco de Ren había despertado en ella la misma rabia que cuando había visto que toda su hermandad se desvanecía de buena a primeras por nada. ¿De qué había valido todo lo que habían hablado? ¿Todo lo que habían confesado? ¿Para echarselo en cara ahora? Era absurdo.