5/04/2020, 02:18
(Última modificación: 5/04/2020, 03:21 por Hanamura Kazuma. Editado 1 vez en total.)
Como era de esperarse, un oponente que portase una uchigatana como aquella debía de conocer alguna técnica de bukijutsu, como esperable era que fuera más diestro que alguien que apenas había aprendido a manejar un ninjato con una sola mano.
«Ahora, tienes las manos llenas»
Sin embargo, su oponente podría notar que a pesar de estar realizando el contradesarme perfectamente, algo no andaba bien: Kazuma ni siquiera estaba oponiendo verdadera resistencia en su mano, como si concediese que le quitaran el arma sin más; pero lo cierto era que su atención estaba centrada en su mano siniestra, que había estaba buscando algo en su portaobjetos.
El genin de Kusagakure se puso a la acción en cuanto percibió el giro de muñeca de su oponente, que habría de terminar por contrarrestar su intento. Pero eso estaba bien, porque su apuesta incluía aquello. Solo era cuestión de dejar ir su arma y en ese momento cerrar los ojos por un instante, no para orar, sino para arrojar y hacer estallar entre sus pies una hikaridama. Pero allí no acababa todo, apenas iniciaría, pues aprovecharía ese valioso instante de ceguera para moverse y atraer hacia su mano, aun alzada, el arma que le habrían quitado.
«Ninpō: Fukki», clamaría, agradecido de haber atado un hilo al mango de su espada.
Pero su accionar no terminaba en recuperar el arma y evadir el corte, sino que iba a pasar a la ofensiva. El tiempo y la cercanía del combate no le daban la seguridad de llevar su mano hacia atrás e impulsar un tajo con el arma recién recuperada, por lo que desde donde se había colocado dejaria caer una estocada sobre su rival, buscando con la diestra la pierna izquierda, en lugar de apuntar a donde se encontraban sus órganos vitales. Seria eso, y luego alejarse rapidamente.
«Ahora, tienes las manos llenas»
Sin embargo, su oponente podría notar que a pesar de estar realizando el contradesarme perfectamente, algo no andaba bien: Kazuma ni siquiera estaba oponiendo verdadera resistencia en su mano, como si concediese que le quitaran el arma sin más; pero lo cierto era que su atención estaba centrada en su mano siniestra, que había estaba buscando algo en su portaobjetos.
El genin de Kusagakure se puso a la acción en cuanto percibió el giro de muñeca de su oponente, que habría de terminar por contrarrestar su intento. Pero eso estaba bien, porque su apuesta incluía aquello. Solo era cuestión de dejar ir su arma y en ese momento cerrar los ojos por un instante, no para orar, sino para arrojar y hacer estallar entre sus pies una hikaridama. Pero allí no acababa todo, apenas iniciaría, pues aprovecharía ese valioso instante de ceguera para moverse y atraer hacia su mano, aun alzada, el arma que le habrían quitado.
«Ninpō: Fukki», clamaría, agradecido de haber atado un hilo al mango de su espada.
Pero su accionar no terminaba en recuperar el arma y evadir el corte, sino que iba a pasar a la ofensiva. El tiempo y la cercanía del combate no le daban la seguridad de llevar su mano hacia atrás e impulsar un tajo con el arma recién recuperada, por lo que desde donde se había colocado dejaria caer una estocada sobre su rival, buscando con la diestra la pierna izquierda, en lugar de apuntar a donde se encontraban sus órganos vitales. Seria eso, y luego alejarse rapidamente.