9/04/2020, 13:56
—¡Bah!, par de gilipollas —soltó Datsue, tan brusco como ofendido—. ¡Con esas cosas no se juegan!
—Vamos, vamos, no te enfades —le dijo Ayame, aún limpiándose las lágrimas de risa—. Que aún no se me ha olvidado ese cigarro disfrazado de brick de zumo —añadió sombría. Tampoco se le habían olvidado las técnicas selladas entre ellos, ni la transformación frente a la Arashikage que casi le había costado el cuello; pero las prioridades eran las prioridades—. ¡Ya era hora de que te devolviésemos alguna!
El Uchiha terminó por apartar la mirada con un suspiro.
—Bueno, pues vamos a una pizzería, que de la otra vez Daruu se quedó con las ganas —accedió.
Y fue como si al Hyūga le acabasen de comunicar que le había tocado la lotería. Sus ojos se encendieron como dos luceros y, ni corto ni perezoso, se acercó a Datsue y le tomó de la camiseta.
—En ese caso, permíteme que ilumine tu camino, Datsue. Conozco un BUFFET de pizza. Pagas una vez. Comes y bebes todo lo que quieras.
El lugar en cuestión era una cadena bastante extendida por el País de la Tormenta conocida por el nombre de Pizza Puzzle y representada por el logo de una porción de pizza con forma de pieza de puzzle. Las veces que Ayame había estado allí había sido en compañía de Daruu —su padre odiaba con todas sus fuerzas las cadenas de comida rápida— y no había tardado nada en cogerle el gusto. Literalmente, y tal y como había afirmado Daruu, pagabas una vez y podías comer y beber todo lo que pudieras ingerir. Aún recordaba lo mucho que le había chocado aquella forma de negocio la primera vez que había oído hablar de Pizza Puzzle. Y aún a día de hoy seguía sin entender cómo les salía rentable, pero ahí estaba.
Ayame le dio un sorbo a su vaso de agua y levantó la vista de su carta para descubrir, con cierta estupefacción, que Daruu estaba inclinado sobre su propio papel con las venas alrededor de los ojos hinchadas en un signo inequívoco de que tenía el Byakugan activado como si quisiera atravesar la carta con sus pupilas. ¿Era tal el ansia que tenía por las pizzas? ¿O había algo más? ¿Habría detectado algún tipo de peligro?
—Esto... ¿Daruu? ¿Ocurre algo? —le preguntó en voz baja, algo preocupada.
—Vamos, vamos, no te enfades —le dijo Ayame, aún limpiándose las lágrimas de risa—. Que aún no se me ha olvidado ese cigarro disfrazado de brick de zumo —añadió sombría. Tampoco se le habían olvidado las técnicas selladas entre ellos, ni la transformación frente a la Arashikage que casi le había costado el cuello; pero las prioridades eran las prioridades—. ¡Ya era hora de que te devolviésemos alguna!
El Uchiha terminó por apartar la mirada con un suspiro.
—Bueno, pues vamos a una pizzería, que de la otra vez Daruu se quedó con las ganas —accedió.
Y fue como si al Hyūga le acabasen de comunicar que le había tocado la lotería. Sus ojos se encendieron como dos luceros y, ni corto ni perezoso, se acercó a Datsue y le tomó de la camiseta.
—En ese caso, permíteme que ilumine tu camino, Datsue. Conozco un BUFFET de pizza. Pagas una vez. Comes y bebes todo lo que quieras.
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El lugar en cuestión era una cadena bastante extendida por el País de la Tormenta conocida por el nombre de Pizza Puzzle y representada por el logo de una porción de pizza con forma de pieza de puzzle. Las veces que Ayame había estado allí había sido en compañía de Daruu —su padre odiaba con todas sus fuerzas las cadenas de comida rápida— y no había tardado nada en cogerle el gusto. Literalmente, y tal y como había afirmado Daruu, pagabas una vez y podías comer y beber todo lo que pudieras ingerir. Aún recordaba lo mucho que le había chocado aquella forma de negocio la primera vez que había oído hablar de Pizza Puzzle. Y aún a día de hoy seguía sin entender cómo les salía rentable, pero ahí estaba.
Ayame le dio un sorbo a su vaso de agua y levantó la vista de su carta para descubrir, con cierta estupefacción, que Daruu estaba inclinado sobre su propio papel con las venas alrededor de los ojos hinchadas en un signo inequívoco de que tenía el Byakugan activado como si quisiera atravesar la carta con sus pupilas. ¿Era tal el ansia que tenía por las pizzas? ¿O había algo más? ¿Habría detectado algún tipo de peligro?
—Esto... ¿Daruu? ¿Ocurre algo? —le preguntó en voz baja, algo preocupada.