10/04/2020, 22:34
— Creo que le debes una disculpa, Ren. No sé que es lo que ha pasado entre vosotras pero...
Hana alzó las manos, intentando detener la espiral por la que estaba descendiendo aquella situación.
— No-no hace falta, señor. Ella ya ha dejado claro que me odia.
No tenía nada que ocultar, esas palabras habían salido de la boca de la amejin, no se las habían dicho ni las había supuesto. Sin embargo, decirlo en voz alta era hacerlo real, confirmar que efectivamente lo había oído. Pensó que Ren se enfurruñaría, gritaría que desapareciese o cosas peores, sin embargo, volvió a preguntarle otra vez lo de siempre, sin tener en cuenta que había dos señores de más en su conversación.
— ¿Por qué me dijiste que no sabias lo que era el amor si luego estuviste con él? ¿Qué ganabas mintiéndome?
A Hana se le iluminaron las mejillas como dos faroles.
— Estaba esperando en la puerta cuando llegué y le ofrecí un vaso de agua. No te mentí. — la vergüenza dio paso al enfado con suma facilidad, Ren la estaba pintando de guarra para arriba delante de otra gente, de nuevo. — Además, solo fue un beso, ¿por qué te molesta tanto? Ni siquiera es el primero que me dan sin mi permiso. ¿Qué quieres que haga? ¿Voy matando a todo ser que se me acerque? ¿Para qué? ¿Para que te vuelvas a alejar en cuanto te apetezca?
No seguía una linea lógica, iba sacando todas las preguntas que la afligian, todos los temas que tenía pendientes con Ren sin pensarselo. Se cruzó de brazos, avergonzada y enfadada, pero si la amejin quería discutirlo delante de su sensei y su abuelo, bienvenida era.
Hana alzó las manos, intentando detener la espiral por la que estaba descendiendo aquella situación.
— No-no hace falta, señor. Ella ya ha dejado claro que me odia.
No tenía nada que ocultar, esas palabras habían salido de la boca de la amejin, no se las habían dicho ni las había supuesto. Sin embargo, decirlo en voz alta era hacerlo real, confirmar que efectivamente lo había oído. Pensó que Ren se enfurruñaría, gritaría que desapareciese o cosas peores, sin embargo, volvió a preguntarle otra vez lo de siempre, sin tener en cuenta que había dos señores de más en su conversación.
— ¿Por qué me dijiste que no sabias lo que era el amor si luego estuviste con él? ¿Qué ganabas mintiéndome?
A Hana se le iluminaron las mejillas como dos faroles.
— Estaba esperando en la puerta cuando llegué y le ofrecí un vaso de agua. No te mentí. — la vergüenza dio paso al enfado con suma facilidad, Ren la estaba pintando de guarra para arriba delante de otra gente, de nuevo. — Además, solo fue un beso, ¿por qué te molesta tanto? Ni siquiera es el primero que me dan sin mi permiso. ¿Qué quieres que haga? ¿Voy matando a todo ser que se me acerque? ¿Para qué? ¿Para que te vuelvas a alejar en cuanto te apetezca?
No seguía una linea lógica, iba sacando todas las preguntas que la afligian, todos los temas que tenía pendientes con Ren sin pensarselo. Se cruzó de brazos, avergonzada y enfadada, pero si la amejin quería discutirlo delante de su sensei y su abuelo, bienvenida era.