11/04/2020, 12:28
Sus ánimos no parecían mellar en ella tanto como las palabras que le dedicaba el Uchiha allí delante. Ella reconocía que su voz tenía un efecto que nadie había podido crear en su pecho, por eso esperaba que lograra llegar hasta el corazón de Hana y poder hacerla ver que por poco que vea la luz al final del túnel, pronto saldrá de él.
—Tú vas a tener a Los Intrépidos de tu lado. ¿Y eso? Eso no lo puede decir nadie más que tú.
Eri sonrió al escuchar a su mejor amigo todavía referirse a ellos mismos como Los Intrépidos, con la marcha de Nabi pensó que poco a poco su pequeño mote se apagaría y solo quedaría Datsue, el intrépido cuando lo coronaran Uzukage, pero no, él seguía llamándolos así, y aquello hacía que su pecho se inflara con orgullo.
Esperaba siempre poder caminar a su lado.
— ¿Y esos quienes son?
Y... Ahí iba Hana.
Desde detrás de Datsue levantó un dedo y señaló primero al chico y luego a ella, mirándola con los ojos casi cerrados. ¡Cuánto le costaba entender las cosas! Habría que entrenar también ese aspecto.
—Tú vas a tener a Los Intrépidos de tu lado. ¿Y eso? Eso no lo puede decir nadie más que tú.
Eri sonrió al escuchar a su mejor amigo todavía referirse a ellos mismos como Los Intrépidos, con la marcha de Nabi pensó que poco a poco su pequeño mote se apagaría y solo quedaría Datsue, el intrépido cuando lo coronaran Uzukage, pero no, él seguía llamándolos así, y aquello hacía que su pecho se inflara con orgullo.
Esperaba siempre poder caminar a su lado.
— ¿Y esos quienes son?
Y... Ahí iba Hana.
Desde detrás de Datsue levantó un dedo y señaló primero al chico y luego a ella, mirándola con los ojos casi cerrados. ¡Cuánto le costaba entender las cosas! Habría que entrenar también ese aspecto.