12/04/2020, 18:51
—Daruu… Daruu tú sabes que la idea era maravillosa. Algo de culpa tengo, sí. Va, te lo reconozco. Pero dónde estuvo la raíz del problema, ¿eh? Tú sabes que fue en comernos esa última pizza familiar de bacon, jamón y extra de queso que tanto insististe en pedir. ¡Ya estábamos a reventar! —Aquí las culpas eran repartidas.
¡Encima! ¡Encima!
—¡Oye, oye, yo no tengo la culpa de que no sepas comer! —protestó Daruu, acercándose a Datsue con una especie de baile ridículo. Ya casi lo tenía. Ya casi. Bueno, ya casi, y que los efectos de la técnica parecían estar menguando poco a poco—. Sólo hacía falta un poco de paciencia. Una horita de reposo y estábamos como nuevos. ¡Los atajos no funcionan!
Datsue bajó la mirada. Daruu se arrepintió de seguirla. El Uchiha cambió de tema:
—Puaj… Qué puto asco, joder —dijo, al mirarse—. Oye, oye. ¿Y si hacemos ese Suiton con el que me atacaste en el torneo? Ya sabes cuál. El que crea una jodida piscina donde podamos darnos un chapuzón y limpiarnos toda esta porquería. Luego sello el agua en un pergamino y a tomar por culo, aquí no ha pasado nada.
—No hace falta ser tan exagerado, se puede usar con menos chakra —sentenció, sin descartar del todo la idea y juntó las manos, mirando hacia el cielo—. Suiton: Suishōha.
El Hyūga escupió agua como si se tratase de una fuente. No era una ola gigante, pero tampoco era un simple chorro: sobre ellos cayó una breve catarata que les dejó completamente empapados. Empapados, sí: pero limpios.
Daruu suspiró. El agua. Sintió el frío del agua, si bien tenue, bañando su piel. Movió un poco el pie para cerciorarse de que estaba recuperando la coordinación, y salió corriendo patizambo detrás de la ya casi diminuta silueta de Ayame.
—¡Asunto arreglado, Ayame! ¡Ehhhh, vuelve, vuelve! ¡Estamos limpios! ¡EEEEEH!
¡Encima! ¡Encima!
—¡Oye, oye, yo no tengo la culpa de que no sepas comer! —protestó Daruu, acercándose a Datsue con una especie de baile ridículo. Ya casi lo tenía. Ya casi. Bueno, ya casi, y que los efectos de la técnica parecían estar menguando poco a poco—. Sólo hacía falta un poco de paciencia. Una horita de reposo y estábamos como nuevos. ¡Los atajos no funcionan!
Datsue bajó la mirada. Daruu se arrepintió de seguirla. El Uchiha cambió de tema:
—Puaj… Qué puto asco, joder —dijo, al mirarse—. Oye, oye. ¿Y si hacemos ese Suiton con el que me atacaste en el torneo? Ya sabes cuál. El que crea una jodida piscina donde podamos darnos un chapuzón y limpiarnos toda esta porquería. Luego sello el agua en un pergamino y a tomar por culo, aquí no ha pasado nada.
—No hace falta ser tan exagerado, se puede usar con menos chakra —sentenció, sin descartar del todo la idea y juntó las manos, mirando hacia el cielo—. Suiton: Suishōha.
El Hyūga escupió agua como si se tratase de una fuente. No era una ola gigante, pero tampoco era un simple chorro: sobre ellos cayó una breve catarata que les dejó completamente empapados. Empapados, sí: pero limpios.
Daruu suspiró. El agua. Sintió el frío del agua, si bien tenue, bañando su piel. Movió un poco el pie para cerciorarse de que estaba recuperando la coordinación, y salió corriendo patizambo detrás de la ya casi diminuta silueta de Ayame.
—¡Asunto arreglado, Ayame! ¡Ehhhh, vuelve, vuelve! ¡Estamos limpios! ¡EEEEEH!