13/04/2020, 23:08
Si alguna vez Amedama Daruu dudó de su sexualidad, ni aunque fuera una micra de segundo, fue aquella vez. Entre el cuerpo, tonificado con el duro entrenamiento, y el pelo suelto sobre los hombros, Uchiha Datsue acababa de convertise en el perfecto ejemplo de modelo de revista. Daruu se obligó a cerrar la boca y en lugar de pensar siquiera un momento que se había podido, quizás, sentir un poquito atraído por el uzujin, se centró en que estaba muy, pero que muy indignado porque Ayame también se había quedado con la boca abierta. ¡Y eso no podía ser!
Luego miró hacia abajo. Se miró a sí mismo. Y se cruzó de brazos. «Y yo mientras con este cuerpoescombro».
Si sentía atracción, celos o envidia y la confusión que le provocaba todo aquello Daruu lo achacó —y sería sin duda un acierto— a la atracción y el carisma natural que ya desprendía Datsue habitualmente. Hacía que todo a su alrededor quedara eclipsado, como la luz de una estrella. Parecía el protagonista de una serie en cualquier situación.
«Hijo de puta, para bien o para mal el centro de Oonindo sueles ser tú». Y eso también le daba rabia.
—Nada que un buen Suishōha no arregle, Ayame —bufó.
Luego miró hacia abajo. Se miró a sí mismo. Y se cruzó de brazos. «Y yo mientras con este cuerpoescombro».
Si sentía atracción, celos o envidia y la confusión que le provocaba todo aquello Daruu lo achacó —y sería sin duda un acierto— a la atracción y el carisma natural que ya desprendía Datsue habitualmente. Hacía que todo a su alrededor quedara eclipsado, como la luz de una estrella. Parecía el protagonista de una serie en cualquier situación.
«Hijo de puta, para bien o para mal el centro de Oonindo sueles ser tú». Y eso también le daba rabia.
—Nada que un buen Suishōha no arregle, Ayame —bufó.
![[Imagen: K02XwLh.png]](https://i.imgur.com/K02XwLh.png)