18/04/2020, 18:16
(Última modificación: 18/04/2020, 18:31 por Aotsuki Ayame. Editado 1 vez en total.)
—¡De nada mujer! —exclamó Datsue, dándole un par de palmadas amistosas en la espalda—. ¡Ja!, apuesto a que sí. Aunque, hostia, yo que te iba a pedir que lo estrenases haciéndome un retrato, pero daría mal fario. ¡Implicaría que tarde o temprano acabaría en el Libro Bingo!
Ayame soltó una risilla.
—Je... Quién sabe. Algo podría hacer, sí —comentó, cerrando con sumo mimo el estuche y abrazándolo contra su pecho.
—Chicos —agregó entonces el Uchiha—, después de todo por lo que pasamos. Nuestras idas y venidas. Nuestras rencillas . Quiero que sepáis que me alegra de haberos conocido. Conocido de verdad. Y… ¡Y nada más, que me pongo ñoño y esas cosas no van conmigo, hostia!
Ayame sonrió. Y era una sonrisa abierta y sincera como la luna llena reflejada en las aguas de un lago en calma.
—Si alguien me hubiese dicho tiempo atrás que terminaríamos siendo tan buenos amigos, me habría reído en su cara. Ahora... me alegro de que todo haya terminado tan bien. ¡Pero eso no quiere decir que me alegre de todas las cosas por las que nos has hecho pasar, ¿eh?! —agregó, con una risotada.
»Bueno, bueno, dejemos de desviarnos del tema. Datsue, cuando haces un Kage Bunshin lo que haces es dividir tu propio chakra, ¿no es así? Bien, para el Bijū Bunshin el procedimiento es similar, pero... en lugar de dividir tu chakra, lo que haces es tirar del chakra del bijū hacia fuera. Exteriorizarlo —trató de explicar, gesticulando con las manos como si se sacara algo del interior de su pecho y lo expulsara hacia fuera. Ayame se detuvo momentáneamente y parpadeó un par de veces—. No... No sé si me estoy explicando bien.
Ayame soltó una risilla.
—Je... Quién sabe. Algo podría hacer, sí —comentó, cerrando con sumo mimo el estuche y abrazándolo contra su pecho.
—Chicos —agregó entonces el Uchiha—, después de todo por lo que pasamos. Nuestras idas y venidas. Nuestras rencillas . Quiero que sepáis que me alegra de haberos conocido. Conocido de verdad. Y… ¡Y nada más, que me pongo ñoño y esas cosas no van conmigo, hostia!
Ayame sonrió. Y era una sonrisa abierta y sincera como la luna llena reflejada en las aguas de un lago en calma.
—Si alguien me hubiese dicho tiempo atrás que terminaríamos siendo tan buenos amigos, me habría reído en su cara. Ahora... me alegro de que todo haya terminado tan bien. ¡Pero eso no quiere decir que me alegre de todas las cosas por las que nos has hecho pasar, ¿eh?! —agregó, con una risotada.
»Bueno, bueno, dejemos de desviarnos del tema. Datsue, cuando haces un Kage Bunshin lo que haces es dividir tu propio chakra, ¿no es así? Bien, para el Bijū Bunshin el procedimiento es similar, pero... en lugar de dividir tu chakra, lo que haces es tirar del chakra del bijū hacia fuera. Exteriorizarlo —trató de explicar, gesticulando con las manos como si se sacara algo del interior de su pecho y lo expulsara hacia fuera. Ayame se detuvo momentáneamente y parpadeó un par de veces—. No... No sé si me estoy explicando bien.