18/04/2020, 23:01
(Última modificación: 18/04/2020, 23:03 por Himura Ren. Editado 1 vez en total.)
— Sí, esa era yo. Si me disculpa, señor, el doctor ha dicho que Ren debía asistir a traumatologia, para asegurar que no tenga ninguna hemorragia interna y de ahí su desmayo. — Hana le dedicó una sonrisa pero no se movió del sitio.
— Tsé. Lo hiciste bien, pero debiste haberla rematado — ya tan cerca de ellas, extendió su mano para coger un trozo de manzana del plato que estaba al lado de Ren; quien se hecho a un lado, intentando alejarse todo lo posible sin hacer ningún movimiento brusco que lo alterase. — No como su madre, que no pudo matarla
Y en un parpadeo, aquel hombre se encontraba contra la pared; con el antebrazo de Oda contra su cuello y la aguda mirada de los ojos carmesis de aquel sombrio hombre. Nanashi entró momentos después, con un tono serio que jamas antes había utilizado.
— Ni se te ocurra volver a acercarte a mi nieta
— ¿Tu nieta? ¡JAJAJA! ¿¡Tu también la has adoptado!? — respondió con más brabuconadas y una voz suavemente asfixiada, ignorando el hecho de que sus pies no estaban tocando el suelo.
— Ren esta bajo mi derecho y tutela, así que tu no pintas nada. Vuélvete por donde has venido, gilipollas — recortó las distancias, pero aquel hombre solo respondió con otra sonrisa.
— Oh discúlpame entonces. ¿Pero seguro que queréis que Yui se entere de que dos rencorosos shinobis han intentado algo contra un Jounin? La placa no sera lo proximo que perdaís — Oda aflojo el brazo, y le dejo caer apretando con fuerza sus dientes; el robusto hombre se llevo una mano al cuello para acariciarselo, recuperando su voz normal. — Eso me imaginaba.
Con una enorme impotencia, Oda y Nanashi le dejaron moverse a sus anchas, como si se trataran de dos estatuas de piedra de no ser por su mirada cargada de odio, y de sus temblorosos puños cerrados. Se acercó de nuevo hasta las jovenes, y cogió un trozo de manzana, alzando la mano para despedirse, a lo que la joven Ren, respondió escondiéndose tras Hana aterrada.
— En fin, nos volveremos a ver la semana que viene — dijo marchándose tan pronto, como había venido.
— Tsé. Lo hiciste bien, pero debiste haberla rematado — ya tan cerca de ellas, extendió su mano para coger un trozo de manzana del plato que estaba al lado de Ren; quien se hecho a un lado, intentando alejarse todo lo posible sin hacer ningún movimiento brusco que lo alterase. — No como su madre, que no pudo matarla
Y en un parpadeo, aquel hombre se encontraba contra la pared; con el antebrazo de Oda contra su cuello y la aguda mirada de los ojos carmesis de aquel sombrio hombre. Nanashi entró momentos después, con un tono serio que jamas antes había utilizado.
— Ni se te ocurra volver a acercarte a mi nieta
— ¿Tu nieta? ¡JAJAJA! ¿¡Tu también la has adoptado!? — respondió con más brabuconadas y una voz suavemente asfixiada, ignorando el hecho de que sus pies no estaban tocando el suelo.
— Ren esta bajo mi derecho y tutela, así que tu no pintas nada. Vuélvete por donde has venido, gilipollas — recortó las distancias, pero aquel hombre solo respondió con otra sonrisa.
— Oh discúlpame entonces. ¿Pero seguro que queréis que Yui se entere de que dos rencorosos shinobis han intentado algo contra un Jounin? La placa no sera lo proximo que perdaís — Oda aflojo el brazo, y le dejo caer apretando con fuerza sus dientes; el robusto hombre se llevo una mano al cuello para acariciarselo, recuperando su voz normal. — Eso me imaginaba.
Con una enorme impotencia, Oda y Nanashi le dejaron moverse a sus anchas, como si se trataran de dos estatuas de piedra de no ser por su mirada cargada de odio, y de sus temblorosos puños cerrados. Se acercó de nuevo hasta las jovenes, y cogió un trozo de manzana, alzando la mano para despedirse, a lo que la joven Ren, respondió escondiéndose tras Hana aterrada.
— En fin, nos volveremos a ver la semana que viene — dijo marchándose tan pronto, como había venido.