19/04/2020, 11:45
— Tsé. Lo hiciste bien, pero debiste haberla rematado
Hana apretó los dientes, ¿qué demonios le pasaba a ese hombre? Iba a contestarle pero empezó a acercarse peligrosamente. La uzujin apartó a Ren para quedarse de nuevo entre ella y el loco ese, aunque la morena ya estaba apartándose de antes. Tenía pensado empezar una sutil retirada hacia la puerta, ahora libre de obstaculos, pero las siguientes palabras del desconocido la dejaron completamente helada.
— No como su madre, que no pudo matarla
No le dio tiempo a contestarle ella misma, que estaba a punto de perder los nervios por encima de su devoción a la educación y los rangos. Además, era Jounin de Amegakure y ella de Uzushiogakure. ¿Qué podrían hacerle por llamarle caracaca? Viendo lo horrendo que era como persona, caracaca podía considerarlo hasta un alago. Pero antes de nada de eso, Oda y Nanashi volvieron a la habitación, el más grande de ellos estampandolo contra la pared.
Todo lo que hizo Hana es retroceder un paso, alejando un poco más a Ren de todo aquello y se quedó expectante mientras los adultos discutían. Estaría en tensión hasta que viese a la amenaza desaparecer. Y en cuanto el hombre salió por la puerta se giró a la morena. No tenía buen aspecto, le recordaba a cuando había perdido los papeles en Notsuba. Entonces había entendido que los padres de Ren eran tema delicado.
Lo que no sabía era que su padre era Jounin, y de los más prepotentes de su quinta. Tampoco sabía qué le había hecho a Ren, pero viendo como temblaba de puro terror, algo horrible. Incapaz de contenerse, Hana abrazó con fuerza a Ren, acariciandole el pelo con suavidad.
— Ya está, Ren, se ha ido. Estoy aquí, ya está. — le susurró al oído.
No sabía qué más podía decirle, pero intentó consolarla con toda la dulzura que fue capaz de expresar.
Hana apretó los dientes, ¿qué demonios le pasaba a ese hombre? Iba a contestarle pero empezó a acercarse peligrosamente. La uzujin apartó a Ren para quedarse de nuevo entre ella y el loco ese, aunque la morena ya estaba apartándose de antes. Tenía pensado empezar una sutil retirada hacia la puerta, ahora libre de obstaculos, pero las siguientes palabras del desconocido la dejaron completamente helada.
— No como su madre, que no pudo matarla
No le dio tiempo a contestarle ella misma, que estaba a punto de perder los nervios por encima de su devoción a la educación y los rangos. Además, era Jounin de Amegakure y ella de Uzushiogakure. ¿Qué podrían hacerle por llamarle caracaca? Viendo lo horrendo que era como persona, caracaca podía considerarlo hasta un alago. Pero antes de nada de eso, Oda y Nanashi volvieron a la habitación, el más grande de ellos estampandolo contra la pared.
Todo lo que hizo Hana es retroceder un paso, alejando un poco más a Ren de todo aquello y se quedó expectante mientras los adultos discutían. Estaría en tensión hasta que viese a la amenaza desaparecer. Y en cuanto el hombre salió por la puerta se giró a la morena. No tenía buen aspecto, le recordaba a cuando había perdido los papeles en Notsuba. Entonces había entendido que los padres de Ren eran tema delicado.
Lo que no sabía era que su padre era Jounin, y de los más prepotentes de su quinta. Tampoco sabía qué le había hecho a Ren, pero viendo como temblaba de puro terror, algo horrible. Incapaz de contenerse, Hana abrazó con fuerza a Ren, acariciandole el pelo con suavidad.
— Ya está, Ren, se ha ido. Estoy aquí, ya está. — le susurró al oído.
No sabía qué más podía decirle, pero intentó consolarla con toda la dulzura que fue capaz de expresar.