20/04/2020, 21:05
La aterrada kunoichi por fin dejo libre a las prendas de Hana, buscando con una apenada mirada a su tutor.
— Ren; lo que te dije no iba a malas. Pero seguro que Hana también se ha dado cuenta — estaba algo encorvado hacia delante, mientras seguía sentado en el sillón, con un tono y gesto serio, pero con una visible preocupación en él. — Querer convertirte en una espadachina o samurai, esta bien. Una meta larga te puede ayudar a avanzar mucho, pero debes dejar de tomartelo como un juego; los samurais de este lugar, otros de los que han combatido aquí hoy, entienden el uso de la espada de otra forma; y cada uno de ellos seguramente de forma distinta. Que por fin puedas blandir una espada de acero no te hace automáticamente mejor. Debes dedicarle tiempo y repito de nuevo; tomartelo en serio, no es un juego.
Ren asintió algo entristecida aunque no por aquellas palabras; cuando Nanashi y ella solían pelearse, ambos gritaban, insultaban y echaban en cara cosas de poca importancia. Pero aquella vez fue distinta; había puesto mucho sentimiento en aquellas palabras; aquel hombre sabía lo que significaba haber dedicado mucho tiempo a blandir una espada. Nanashi observó a la puerta, y después a Hana, quien parecía algo confusa y seguramente quería explicaciones sobre lo que quería, pero aquello se lo dejaría a su pupila.
— Puedes salir ya de observación; si te mareas o algo, no dudes en pedir ayuda — caminó hasta ellas, y le acarició la cabeza con ternura, para volver a dedicar una mirada a Hana antes de marcharse. — No le dejes hacer ninguna idiotez; que esa cabeza hueca suya no dá para más
— ¡O-Oye! ¡Ya esta bien! — replicó a la espalda del cocinero antes de marcharse por la puerta, bastante ruborizada.
— Ren; lo que te dije no iba a malas. Pero seguro que Hana también se ha dado cuenta — estaba algo encorvado hacia delante, mientras seguía sentado en el sillón, con un tono y gesto serio, pero con una visible preocupación en él. — Querer convertirte en una espadachina o samurai, esta bien. Una meta larga te puede ayudar a avanzar mucho, pero debes dejar de tomartelo como un juego; los samurais de este lugar, otros de los que han combatido aquí hoy, entienden el uso de la espada de otra forma; y cada uno de ellos seguramente de forma distinta. Que por fin puedas blandir una espada de acero no te hace automáticamente mejor. Debes dedicarle tiempo y repito de nuevo; tomartelo en serio, no es un juego.
Ren asintió algo entristecida aunque no por aquellas palabras; cuando Nanashi y ella solían pelearse, ambos gritaban, insultaban y echaban en cara cosas de poca importancia. Pero aquella vez fue distinta; había puesto mucho sentimiento en aquellas palabras; aquel hombre sabía lo que significaba haber dedicado mucho tiempo a blandir una espada. Nanashi observó a la puerta, y después a Hana, quien parecía algo confusa y seguramente quería explicaciones sobre lo que quería, pero aquello se lo dejaría a su pupila.
— Puedes salir ya de observación; si te mareas o algo, no dudes en pedir ayuda — caminó hasta ellas, y le acarició la cabeza con ternura, para volver a dedicar una mirada a Hana antes de marcharse. — No le dejes hacer ninguna idiotez; que esa cabeza hueca suya no dá para más
— ¡O-Oye! ¡Ya esta bien! — replicó a la espalda del cocinero antes de marcharse por la puerta, bastante ruborizada.